En el municipio de Chihuahua, presidido por la señorita Maru Campos y a la par que en otros, se implantó la industria del desplegado de felicitaciones, en full color y con alto costo para el erario. Se le rinden loas y ditirambos a cualquier parto de los montes, desentendiéndose del diminuto ratoncillo que sale de las entrañas. 

Lo que podría ser una simple misiva, con el costo de una octava de papel, un telefonazo, un correo electrónico o un WhatsApp, lo han convertido en una empresa de promoción personal y en un club de elogios mutuos: tu me felicitas, yo te felicito, nosotros nos felicitamos. No importa la materia, ni tampoco si están cumpliendo estrictamente con sus deberes y obligaciones. 

Esta reprochable conducta, que jamás la harían con sus recursos personales, es un arma de doble filo en contra de la sociedad y sus anhelos de democracia. Por un lado, se abre un ducto con billetes públicos a la prensa en crisis financiera, y lo más grave, la promoción personal, que defrauda a la ley, como lo vemos ahora donde FECHAC es felicitada por la alcaldesa con sobrados colores azules y un rancio tufillo a precampaña electoral. 

Así las cosas, construir un sistema democrático se ve difícil cuan lejano.