Y ahora, los agujeros del Escudo Chihuahua, engañifa de la alcaldesa Maru Campos, los quiere tapar con células mixtas y con la presencia ominosa de los soldados en las calles, cubriendo actividades que la Constitución le veda al ejército. El pragmatismo de Campos Galván es extremo, enemiga mortal de la Cuatroté y de López Obrador, le allana el camino al entendimiento con los militares, a la vez que le da picones a Corral, que ya no sabe qué hacer por todos los dislates que ha cometido a lo largo de su administración, desde el primer día hasta ahora. 

La ciudad reporta una ola de criminalidad y homicidios por ejecución sin freno alguno, lo que se cubre con el mucho maquillaje que emplea para vender a su administración y especialmente su posible candidatura al gobierno del estado. 

Dicho sea de paso que Corral, bajo el lema de “hasta donde tope”, nos ofreció denunciar los hechos de corrupción de la alcaldesa durante la era duartista y no ha cumplido su palabra como es ya su inveterada costumbre. Mientras tanto, Maru teje sus proyectos personales, que no tienen porqué confundirse con los de la sociedad. 

Pero la presidenta, en actos de simulación absoluta, y al lado de COPARMEX, se dedica a dar disertaciones sobre la seguridad, cuando aquí en esta comunidad de Chihuahua padecemos los estragos de una violencia irrefrenable para la cual no ha dudado en pedir el auxilio de la milicia para formar células mixtas, de muy desagradable historia. Como ya sabemos, son células cancerosas.