La defensa de las libertades se está convirtiendo en el blanco de ataque de los partidarios de MORENA y de Andrés Manuel López Obrador. Hechos como la movilización por la defensa del agua o la crítica a las medidas tomadas por la Secretaría de la Función Pública contra la revista Nexos, han provocado un sinnúmero de expresiones en la prensa de todo tipo y en las redes sociales que van de la intolerancia a la condena, y a la satanización de quienes no comparten la visión del poder. Ha habido casos altamente preocupantes en los que antiguos defensores de las libertades y de los derechos humanos ahora claman por medidas represivas y la defensa de la práctica de un pensamiento único que, por lo demás, ni siquiera está definido, aparte de ser inadmisible. 

Quienes luchamos durante muchos años por transitar a una democracia, no podemos estar de acuerdo por razones de principio con esas conductas y resulta altamente lamentable ver cómo algunos exsocialistas, exguerrilleros, se solazan por el simple cambio de rol que han emprendido. Piensan que estar ahora en “el poder” los obliga, sin más ni más, a conductas tales como la condena, la defensa acrítica de todo lo que haga el gobierno y la abstención de participar apoyando a quienes luchen por sus derechos y se topen con la administración federal. Y esto, además, con un lenguaje que habla de malos tiempos para México. Cambiando lo que haya que cambiar, se comportan como los siervos que tenía el PRI de antaño. 

Quien encuentre a la izquierda, por favor que la regrese.