Hoy el periódico Reforma de la Ciudad de México nos informa que se le reclaman 25 millones de dólares a César Duarte en tribunales del estado de Texas de Estados Unidos, concretamente en la ciudad de El Paso.
Al efecto, el gobierno contrató los servicios de una firma de abogados en Houston y, según la nota, hizo lo propio César Duarte, lo que nos permite decir que se trata de una demanda de orden civil, pero la nota no lo aclara.
El mismo periódico da cuenta de que no hay proceso de extradición, a pesar de las versiones que corren en contrario. Extraña que los medios locales, aquí donde usted y yo vivimos y padecimos el duartismo, no tengamos información a través de nuestros medios cercanos. El lucimiento corralista se quiere dar en la capital de la república.
Recién que inició el gobierno de Javier Corral le hice llegar sendas cartas de dos prominentes abogados radicados en El Paso, Texas, valiéndome de los buenos oficios de la señora Stefany Olmos, en las cuales ofrecían sus servicios de manera altruista y, a mi juicio, ofreciendo mejores y más oportunos mecanismos para perseguir a Duarte en territorio norteamericano. Ni las gracias dio. Ahora le va a costar dinero a Chihuahua el patrocinio de esta causa con resultados inciertos, al menos prolongados en el tiempo más allá del 2021.
En esto de la lucha anticorrupción, aparte de la justicia selectiva que mantiene, por ejemplo, libre a Jaime Ramón Herrera Corral, observamos una lentitud superlativa, producto de la incuria que el pueblo llama “huevonada”.
En caso de no prosperar la acción intentada por el Estado, vamos que tener que pagar hasta la risa al vulgar ladrón. Al tiempo