Con cinismo sobrado, Jaime Ramón Herrera Corral se defiende del expediente AP/PGR/UEAF/001/2014-11 formado por la denuncia que presenté ante la PGR el 23 de septiembre de 2014 contra César Duarte, Carlos Hermosillo Arteaga y el propio exsecretario de Hacienda que tuvo la dualidad de promotor del Banco Progreso de Chihuahua y funcionario público en un trama de corrupción que el peñanietismo pretende sepultar en la impunidad.

Herrera Corral promovió juicio de amparo –expediente 167/2018 del indice de Juzgado Sexto de Distrito de Amparo en Materia Penal de la Ciudad de México–, habiendo fijado la autoridad el próximo trece de abril la celebración de la audiencia constitucional. Ahí tengo el carácter de tercero interesado.

Lo que quiere el angelito duartista es cerrar la pinza, exonerarse de toda responsabilidad e irse a vivir plácidamente del saqueo del patrimonio malhabido que pertenece realmente a los chihuahuenses. Desea borrar toda huella, amparado, además, en la protección que le brinda inexplicadamente el gobierno del estado.

En realidad, si hubiera justicia en Chihuahua, Herrera Corral jugaría basquetbol con sus amigos y subalternos presos en el penal de Aquiles Serdán. Va con esta nota copia de la carátula de la demanda de amparo y, resaltado por separado, el acto que reclama el agrónomo que en mala hora ocupó la Secretaría de Hacienda de Chihuahua durante el sexenio tiránico de César Duarte.