Solo en apariencia lo que entrego hoy es espuma de las horas. En los recorridos que hemos realizado por el estado de Chihuahua para presentar mi reciente libro “El ayer llegó de repente”, acostumbro visitar la biblioteca pública municipal para dejar un ejemplar debidamente dedicado.
Me parece que es un mínimo tributo a la tierra donde hemos realizado esfuerzos fundamentales en el ámbito de la cultura y de la política y un agradecimiento a la gente, en particular a los de a pie que son los que llevan la mayor carga de esfuerzo y aun de sufrimiento.
El pasado jueves 17 de octubre nos trasladamos para un evento en la Feria del Libro en ciudad Cuauhtémoc, a invitación de las autoridades municipales que año con año realizan un esfuerzo que sin duda dará frutos en el futuro.
Tomamos carretera temprano con la pretensión de visitar dos cabeceras municipales, la del municipio de General Trías famosa por el nombre de Santa Isabel y el de Riva Palacio, mejor conocido como San Andrés y afamado por haber sido una zona en la que operó Francisco Villa y donde contrajo nupcias con la señora Luz Corral.
Sobra decir que íbamos con gusto y cargados de optimismo y en menos de media hora ya estábamos en la plaza de Santa Isabel y en busca de la biblioteca, a las puertas del palacio municipal. Ahí y para sorpresa se nos informó que ya no hay biblioteca municipal, que se cerró o clausuró para ocupar el espacio en favor de la Cruz Roja, que asiste a los parroquianos del lugar.
No voy a romantizar acerca de lo que es una biblioteca pública. No se trata de eso, lo que está en observación es el escasísimo criterio que tiene la autoridad municipal para tomar una decisión de esta índole. No la cuestiono porque no abra otras instituciones para difundir la cultura, sino que decrete la extinción de las ya instaladas.
En Chihuahua hay una Ley de Bibliotecas que ha sido violentada en este municipio y más temprano que tarde este agravio se tiene que rectificar. Una biblioteca es una casa abierta al futuro, al patrocinio de la cultura que luego puede florecer aunque todo esto parezca, de inicio, algo intangible.
Preocupa ver este tipo de aciagos sucesos. Recuerdo ahora, en suma de lo anterior, la destrucción paulatina de archivos o más concretamente lo que sucedió en ciudad Camargo Chihuahua donde fue destruida la casa que habitó el presidente Benito Juárez en su largo peregrinar por el norte del país manteniendo en alto la independencia y soberanía nacionales frente al intervencionismo de Napoleón III y su emperador Maximiliano.
Esto ha sucedido en administraciones que tienen un común denominador: proceden del Partido Acción Nacional.
Salimos de Santa Isabel con rumbo a San Andrés y encontramos un panorama diferente, ahí entregamos un libro porque su biblioteca prevalece como institución comunitaria, aparte de un museo que recrea la presencia del Gral. Francisco Villa. También este municipio es gobernado por el Partido Acción Nacional, hoy por Salvador Chacón, su presidente municipal, que nos brindó sus atenciones y con el que dialogamos sobre la circunstancia chihuahuense.
Lo que sentimos como agravio en un lugar, lo mitigamos en otro.
Jorge Luis Borges dijo que las bibliotecas son como el paraíso, ojalá lo entiendan por aquellos rumbos.
Terminamos nuestro periplo en Cuauhtémoc y dejamos, porque fuimos varios en esta empresa, consignando este testimonio que solo parece un texto producto de la espuma de las horas.
Realmente hay fondo.