Un importante desplegado, fechado en la prensa de Ciudad Juárez, formula un justo reclamo al gobierno de María Eugenia Campos Galván y a los diputados ante el Congreso del estado. Al lado de reconocidas organizaciones de la sociedad civil, como sería Plan Estratégico de Juárez, y de la COPARMEX, se pone el dedo en una llaga que esta columna ha señalado desde el inicio de este gobierno.

Se trata, ni más ni menos, que de la reforma a la Constitución local con la que presumió un buen inicio la Legislatura capitaneada por el diputado con licencia, Mario Vázquez Robles.

Ha sido un proceso en el que, por un lado, escuchamos el monólogo de los diputados unos cuantos que estamos atentos a la vida pública, y la ignorancia y desinformación completa de la sociedad. No concebimos, salvo en la soledad chihuahuense, que se hable de tener una nueva Constitución y prácticamente sea mínima la deliberación y atención a esa agenda. Como si reformar la Constitución –se dice para tener una nueva– fuera cualquier cosa.

Tan se banalizó el tema que Vázquez Robles prefirió abandonar la tarea, dejar la conducción del grupo azul en el Congreso, para adoptar un proyecto de poder más jugoso, como lo es estar al frente del mundo de los negocios que representa ser secretario de Comunicaciones y Obras Públicas dentro del gabinete maruquista.

Y tan es un proyecto de poder, que está atento de cómo se mueven las piezas en el ajedrez, para encaramarse a una senaduría en el 2024, donde ese diputado irresponsable compite con Luis Serrato, quien inexplicablemente aparece como “inspector de obra pública” en una carretera proyectada hacia su estado natal, Sonora, y de la cual hay más saliva que realidad.

Vázquez Robles aspiró, sin barbas ni espejuelos, a convertirse en el Venustiano Carranza de Chihuahua; pero abandonó su principal compromiso político, y eso lo pinta de cuerpo entero.

Sin embargo, eso es lo de menos. Lo de más es que la única iniciativa que se levantó desde la sociedad civil para integrarse a la pretendida reforma constitucional, no ha sido tomada en cuenta.

Se trata de la pertinente propuesta de que los regidores, donde esto sea factible por el número de ciudadanos, sean electos por demarcaciones territoriales, dejando de ser prebendas de la partidocracia, y que además gozan de una mayoría garantizada, adicta al alcalde triunfador en los procesos electorales.

Elegir regidores por demarcación territorial es factible, electoral, jurídica y constitucionalmente en municipios de densa población del tipo de Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias, Parral, entre otros. Pero también es deseable, aunque parece que esto no está en el interés de los que gozan del abrigo de la partidocracia podrida de Chihuahua, principalmente PAN, PRI y PRD, a los que se les hace el reclamo contenido en el desplegado que comento.

Los que firman abonan a la progresividad de la democracia en un aspecto muy sensible, y por eso no dudaron en concluir su pronunciamiento, reprochándole al gobierno actual y a su dócil legislatura, que se esté reforman la Constitución a espaldas de la ciudadanía.

Nos solidarizamos con este pronunciamiento, no sin antes dejar constancia de que también va dirigido a los líderes de los grupos parlamentarios que, en los hechos, han estado muy, pero muy debajo, de sus responsabilidades, más no de la cobranza de sus puntuales dietas.