Cuando la leí pensé que era una entrevista al director de American Industries, el cómplice de Duarte, Luis Lara Armendáriz. Luego me di cuenta de que no era así: el entrevistado era Rafael Espino De la Peña, aspirante a la candidatura del estado por MORENA, que aparte se asume con todos los auxilios y la bendición papal para llegar al cargo. Así hace campaña una “izquierda” que no llega ni a deslavada. 

En un retintín fluyen los conceptos neoliberales que como moneda corriente han circulado durante los últimos 25 años: mayor valor agregado a los productos, que se detone el crecimiento económico por esa vía, crear más empresas con más empleos, competitividad, cuarta revolución industrial, aprovechar el TMEC. No faltó, y lo cito entre comillas, la consabida frase: “Que (se) identifique qué empresas y empresarios (cuentan) con alto potencial de desarrollo y (para) facilitarles las cosas”. 

Y se corre en las declaraciones hacia una postura neoliberal que se asigna al gobierno y al estado sin más ni más: “La tarea del gobierno debe ser la de tender puentes comerciales con economías de otros países para presentarles las capacidades locales y apoyarles en temas de contratos, normas, aduanas e impuestos… mostrarles y darles certidumbre a sus inversiones en México”.

Y para que no quede duda de por dónde se quiere hacer la carambola, reconoce puntilloso: “Pero el empresario es quien tiene que vender sus productos o servicios, siendo competitivo y atractivo, son sus capacidades las que abren los mercados”. 

Usted lo sabe, son los mecanismos que mueven la oferta y la demanda, y si las fronteras, como dice el pretendiente, ya están abiertas y así seguirán, sólo le faltó lanzarnos el credo de la “mano invisible” que ha gobernado la economía en diversos periodos de la historia, creando una acumulación de capital de todo tipo en un extremo y la miseria exponencial y creciente en el otro. 

Quizá Luis Lara Armendáriz le puede envidiar la coherencia con que el precandidato maneja lo que es el añejo pensamiento empresarial de los todopoderosos chihuahuenses rentistas. 

Cuando desde la izquierda se empiezan a plantear profundas reformas al mundo del trabajo, de la autonomía y democracia sindicales, aumentos generales de los salarios y prestaciones, liquidación del viejo corporativismo, la defensa de la economía rural abandonada actualmente, cambios profundos a la seguridad social y al sistema de pensiones, una reforma fiscal de fondo, todas propuestas hacia la izquierda y contra el modelo neoliberal excluyente, todo lo que tiene que ver con miles y miles de trabajadores asalariados, Rafael Espino viene con la peregrina idea de defender dicho modelo, que permanece sin tocar estructuralmente. 

Pero eso sí, representa una “cuarta transformación”.