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Rafael Espino, enlodado por la red corrupta de Scherer Ibarra

En Chihuahua vivimos un proceso sucesorio adelantado y complejo, pero sobre todo difícil de pronosticar por los resultados que se puedan tener en 2027. Sin embargo será un proceso muy previsible en cuanto a las formas a las que ya están acostumbrando, malamente y con el concurso de los medios a sueldo, a la ciudadanía.

Los restos del PRI han dicho por un vocero sin influencia en la comunidad, el diputado Alejandro Domínguez, que en la futura contienda irán solos, mas no se sabe si divorciados de su coalición actual con el PAN o desde el desamparo social que padecen y que lo mantiene en condición de menesteroso.

En MORENA la senadora Andrea Chávez se considera a sí misma un retoño generacional, imposible de creer cuando su valedor es el senador en problemas, Adán Augusto López. En el PAN la baraja puede destaparse en reina. Todo esto sólo se sabe en las suntuosas salas del poder.

Esta columna irá desgranando el análisis de los aspirantes. En esta entrega quiero examinar la potencial suma de un morenista que parece estar pasando por una mala racha política, o bien por un desplazamiento de sus proyectos personales hacia el mundo de los negocios, donde hay plata, al parecer la fuente principal de sus ambiciones.

Rafael Espino, hasta donde sé, empezó sus actividades políticas como funcionario en el ayuntamiento de Ciudad Juárez. Con el tiempo fue escalando puestos a nivel federal como procurador fiscal; llegó como senador suplente en 2018 y ascendió en 2019 al cargo que le facilitó López Obrador como consejero “independiente” de PEMEX.

En ese tiempo buscó ser candidato al gobierno del estado de Chihuahua, malogrando sus propósitos al designar MORENA al calamitoso Juan Carlos Loera. Con esto quiero decir que los ojos de Espino miran en dirección a Chihuahua, no obstante que ya se ha convertido en un empresario de alto nivel, apoyado en sus relaciones políticas, como se ha empezado a advertir en la escena pública por actos de corrupción que lo ligan al exconsejero jurídico de López Obrador, Julio Scherer Ibarra, que si bien ya no figura en la primera línea, hasta ahora goza de la impunidad y desde luego de su enriquecimiento ilícito.

Lo que ha trascendido no puede ser desdeñable por su gravedad, y tiene que ver con estos hechos: un reportaje en Televisa (N+) ubica a Espino como parte de la red de corrupción dedicada a la extorsión que operaba Scherer desde la Consejería Jurídica de la Presidencia de la república entre 2019 y 2021.

El reportaje ha pasado prácticamente inadvertido a pesar de que fue publicado hace un mes en cadena nacional y no obstante su relevancia a nivel local. En ese reportaje se entrevista a un abogado extorsionado por Scherer y los abogados que actuaban en su nombre en un evidente tráfico de influencias. Se trata de Ángel Junquera, representante legal de la Cooperativa Cruz Azul, quien dijo que uno de los intermediarios de Scherer fue Rafael Espino, quien presuntamente lo amagó para que le entregara millonarios bienes o si no se atuviera a las consecuencias.

Enseguida se reproduce el diálogo que sostuvieron telefónicamente Junquera y Scherer Ibarra:

Ángel Junquera: En la última junta que tuvimos en Cruz Azul, en la que estuvo presente Rafael Espino, hablamos del tema del Cruz Azul. Él dijo que, o entregaba los bienes o me iba a la chingada. Y le dije que me diera…

Julio Scherer: ¿Espino dijo eso? Rafael Espino… A ver, espérate, ¿Rafael Espino dijo eso?

Junquera: Sí, Rafael Espino dijo eso, y me lo dijo delante de Billy (Álvarez), delante de Diego Ruíz Durán y delante de Miguel Borrell. Y después, yo…

Scherer: A ver, espérate, espérate. Pero eso lo dijo por cuenta de Rafael Espino.

Junquera: Julio, lo dijo por cuenta tuya.

Scherer: No, bueno, porque eso es… eso es el problema. O sea, yo no gobierno a Rafael Espino.

Esta conversación, cuyos audios forman parte de las pruebas que presentó Junquera en la denuncia que formuló contra Scherer y que salpican a Espino, pintan de cuerpo entero a un posible aspirante a la gubernatura de Chihuahua. Scherer, por su parte, tiene una larga historia negra en el cabildeo corrupto por el que fluyen cantidades enormes de dinero.

Algunos pensarán que lo dicho es innecesario porque se le ve distante de la competencia, a la que viene aspirando desde 2020 con reuniones en elegantes hoteles; pero más vale prever que lamentar, porque después de gobernadores como Patricio Martínez y César Duarte, es mejor curarse en salud.