
Quinta Touché: sin voluntad política de Bonilla
El proyecto para transformar el museo que ya ocupa la Quinta Touché en un museo de arte contemporáneo, ha recibido las críticas de ciertos sectores culturales de la ciudad de Chihuahua, compartidas por el que esto escribe, y se han condensado en una iniciativa que se explicó en misivas anteriores desde esta columna, incluyendo la que se entregó personalmente en el Ayuntamiento hace ya varias semanas.
Dicha carta está dirigida al alcalde Marco Bonilla, pero las observaciones y cuestionamientos que se plantean en torno al referido proyecto, así como la invitación a discernir el caso, no ha tenido respuesta de parte del presidente municipal.
Esta ocasión, y ante la nula respuesta oficial, se le ha enviado de nuevo al alcalde, aunque con alcances concluyentes, una última carta, cuya redacción íntegra pongo a su disposición:
09 de Septiembre de 2025
C. LIC. MARCO A. BONILLA MENDOZA
PRESIDENTE MUNICIPAL DE CHIHUAHUA, CHIH.
Presente.
Hasta ahora, lo sustancial que hemos podido recoger a través de las redes sociales son opiniones muy valiosas de gente ligada a la cultura en la ciudad sobre el destino que se pretende dar a la Quinta Touché, instalando un museo de arte contemporáneo, por ejemplo del escritor Héctor Jaramillo, o del arquitecto Luis Armendáriz, entre otras personalidades.
Enseguida me permito resumirlo así:
La remodelación del edificio no aparece entre las propuestas de campaña ni como un proyecto estratégico integrado en el Plan Municipal de Desarrollo. Se insertó en la agenda pública a partir de una gestión realizada por la artista cuauhtemense Águeda Lozano que, luego de no conseguir que el Gobierno Federal le diera en comodato el edificio en desuso que albergó la tienda del ISSSTE para instalar lo que desde su visión sería un museo metropolitano de arte contemporáneo en la ciudad, acudió al gobierno local en busca de apoyo para su proyecto.
Ese origen provoca una sensación de desconfianza social: a diferencia de otros espacios recuperados para uso museográfico como Casa Redonda, el Museo del Mamut o la Quinta Gameros, el llamado Museo de Arte Contemporáneo Águeda Lozano (MACAL) no surge de un clamor colectivo, de una necesidad en materia cultural, de un plan de trabajo de alguna institución, o del anhelo de un grupo de artistas y creadores.
El rescate de un edificio tan pequeño e infuncional para ponerlo al servicio de la cultura es un discurso muy limitado para argumentar que usted dio una respuesta emergente al sueño personal de una artista consolidada que se ostenta de poseer un acervo digno de ser admirado por el pueblo de Chihuahua. La magna obra –que representa un gasto de casi 30 millones de pesos– se cimenta en acuerdos de confidencialidad entre ella y el gobierno municipal y, hasta el momento, no transparenta ni los objetivos a cumplir, ni el acervo que habrá de exhibirse, y mucho menos la utilidad social esperada.
No se pone en duda la enorme trayectoria que tiene la artista en el mundo del arte, pero rezagar a la comunidad en los procesos de formación y futuro manejo del inmueble abre la puerta a una potencial amenaza: que el nuevo espacio, nada innovador en el panorama local, no aporte algo verdaderamente transformador y se convierta en la vitrina de un repositorio de obras que emocione a un reducido sector de personas. Varias preguntas quedan en el aire…
¿Dónde está la comunidad cultural? ¿Por qué los artistas no manifiestan una opinión?¿Qué aportará la artista y su asociación civil al mantenimiento y la operatividad del museo?
Vaya esto como una sinopsis de lo que se ha dicho y que a mi juicio constituyen aportes muy importantes para la valoración del proyecto.
Empero, es mi apreciación, de que esto no avanzará más porque no hay una real voluntad política, ni de reorientar el referido proyecto ni de matizarlo, por lo que le comunico que, sin negarnos al diálogo, se ha cubierto sin éxito nuestra intervención, porque tampoco hemos percibido disposición para realizar una rectificación.
Sin más por el momento, reciba mi cordial saludo.
Atentamente:
JAIME GARCÍA CHÁVEZ
