Columna

¿Quién inventó la palabra “porfiriato”?

Quién no ha escuchado a un demagogo decir “porfiritato”, “salinato”, obradorato”. ¿Quién? La desinencia “ato” se emplea para denostar, acusar desplantes autoritarios de poder y, es el fin último, sed de dictadura.

En el fondo está el recuerdo de Porfirio Díaz, que se mantuvo en el poder por más de tres décadas, implantando un régimen excluyente de privilegios que a la postre fue derrocado por una revolución de raíces profundamente populares.

Porfiriato, entonces, es la causa del empleo de más “atos” endilgados a los gobernantes mexicanos que se pasan de la raya, aunque todos se pasan pero no son catalogados con ese morfema maldito.

Quiero recordar algo que explica este uso costumbrista en la política nacional hasta nuestros días, a más de un siglo de que don Porfirio se fuera en el Ipiranga. Don Alfonso Reyes escribió una serie de textos que llamó Las burlas veras que aparecieron en la Revista de Revistas de mayo de 1954 a diciembre de 1955; y otras publicaciones, con posterioridad, las reprodujeron para ofrecerlas a los lectores del notable regiomontano.

Pues bien, en uno de esos breves escritos, Reyes narró algo del origen de la palabra “porfiriato” para denominar a la dictadura, tildando a la palabra de “neologismo”. Para empezar, el autor de Visión de Anáhuac pone “los puntos sobre las íes” y reprocha al historiador Daniel Cosío Villegas su utilización “en sus estudios históricos, estudios de apretada erudición cuando ello conviene, y de tan fácil y suelta narración cuando hace al caso”, para continuar con una afirmación, diciendo que ese neologismo le “ha chocado a todos (…) ha acabado por gustar a algunos y ha molestado a otros (…) porque ese término tiene un sabor despectivo o peyorativo”.

Reyes concluye que no siendo hermosa la palabra, es preferible a “porfirismo”; y aquí viene otro reproche a Cosío Villegas, porque “tiene el honor de haber puesto en boga esta palabra”, y entiende que “la encontró en alguna página mía”. Pone de prueba tres de sus obras y además entra en materia cuando se auto cita en su ensayo Pasado inmediato, de 1939, en donde se refiere a “…el antiguo régimen, o como alguna vez lo oí llamar con su pintoresca palabra ‘el porfiriato’…”. Así Reyes resalta haber sido el primero en el empleo de la palabra, asignándole a Cosío “el acierto de conceder a la palabra plena ciudadanía y manejarla sin excusas”.

En conclusión, aquí hay una riña por determinar quién fue el primero, no obstante que lo más seguro es que esa palabra se hunda en la bruma de los tiempos, y no se sepa bien a bien quién la acuñó. El mismo Reyes dice que se pronunció por primera vez en 1910.

La palabra “porfiriato”, a final de cuentas, llegó para quedarse y es usual ahora para designar a otros con iguales arrestos de dominar al país; y en ese sentido hay quienes hablan de echeverriato, para referirse al gobierno de Luis Echeverría Álvarez, y sobre todo se descubre que hubo un salinato y ahora un obradorato. Quienes emplean estos conceptos, políticos y periodistas, lo que hacen es simplemente ahorrarse la obligación de decir a las cosas lo que realmente son, caracterizando regímenes y gobiernos.

A cada quien lo suyo, así se sugiera un señorío autoritario, dictadura, mano dura, sin meterse en el brete de explicar más nada.

———

(Las referencias a Alfonso Reyes fueron tomadas del Tomo XXII de sus Obras Completas, publicadas por el FCE en 1989 en una primera edición, p. 437)