Cuando las cosas empiezan mal, terminan mal. Dicen que cuando al dueño de un circo le sucede esto, hasta los enanos le crecen. La porra corralista por el equipo Bravos no logró el triunfo deseado; dirán que deporte es deporte y es cierto, pero estos políticos lo llevaron al campo donde ellos hacen sus faenas, con malas artes. Como se sabe, aparecieron públicamente Corral, Cabada, Loera De la Rosa, tratando de mostrar una cercanía que ya se va consolidando como sospechosa de otros propósitos, nada deportivos. 

Cuándo –me pregunto– dejarán de hacer con el deporte lo que está lejos del deporte. Pienso que nunca, porque lo que buscan es un aparador que no lograron en la propia actividad. 

Loera, Corral, Cabada…

Bravos perdió en la cancha, era una de las dos posibilidades deportivas y punto. Los políticos, los propietarios, buscan otra cosa: poder y dinero, creen que así van a renovar la vida pública. 

Ojalá, y efecto del deporte, Alejandra De la Vega se ponga a trabajar, que para eso se le paga, aunque para ella el cheque burocrático sea como un simple grano de arena en el océano.También, y triunfante contra su jefe, que Peniche haga lo mismo y se dejen de bochornosas pasarelas. 

¿Es mucho pedir? Sí, para los insensibles gobernantes que saben vivir del presupuesto y en una campana de cristal, en donde ya los vieron, los midieron y salieron reprobados. Al menos Bravos quedó en segundo lugar.