Hablemos hoy de algo aparentemente nimio. Ya son muchas las molestias, y habría que decir que se siguen acumulando, por la constante intromisión de tráilers y tráilers que desembarcan, en horas de tráfico urbano, materiales con destino al DIF estatal, léase la oficina de la señora madre de la gobernadora del estado, Maru Campos Galván.

Seguramente las normas de vialidad lo contemplan, pero como se trata de quien se trata, no hay consideración para los automovilistas, las familias de a pie y los menores de edad que cruzan hacia la Ciudad Infantil y las escuelas aledañas, quienes ven entorpecido el tránsito por esos camiones pesados de carga sobre la avenida Tecnológico.

Nadie les ha dicho a los proveedores que deben descargar lo que doña María Eugenia Galván Antillón les pide en horas especiales. Lo peor de todo es que algunos de esos pesados camiones también se estacionan del lado de la Ciudad Deportiva. De por sí las áreas verdes atraviesan por su peor momento, pues a ese descuido súmele los malos tratos de quienes deben atender las órdenes de la acreedora del orgullo del nepotismo de la gobernadora panista.

Se puede ir a promocionar Chihuahua a París, Madrid, Londres o Washington, pero los pequeños grandes detalles de la ciudad origen no tiene, por lo visto la misma importancia. Bonilla brilla por su ausencia.