Columna

Otra de Colás Colás

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Casi con un pie en la escalera del avión que lo trasladará al estado californiano de Estados Unidos a recibir enésima certificación a los penales del estado, César Duarte declaró que estando bien los Ceresos lo demás es lo de menos. O sea que para él vivimos en una sociedad en la que lo más importante es estar bien preso. Pero se trata de otra más de las falsedades del mitómano. Va de cuento. Empecemos por las incongruencias del fiscal general, Jorge González Nicolás.

El sábado 31 de enero dio una plática –no le podemos decir conferencia– a la Federación Estatal Chihuahuanse de Colegios de Abogados, y resaltó los logros del sistema penitenciario del estado, omitiendo aclarar su distanciamiento con el director general de los Ceresos, Eduardo Guerrero, precisamente por la corrupción que existe al interior de los mismos, y que va desde el narcotráfico hasta el cobro por salidas los fines de semana a los reos de lujo, cobro de gavelas para la introducción de vinos y licores, alimentos bien confeccionados, proxenetismo y prostitución y, no podía faltar, el gravamen a los internos que para nada desean ser transferidos a otras cárceles o bien tener “derecho” a comodidades sin fin en las crujías. González Nicolás es el responsable de esta área, pero habla bien de ella cuando le conviene para destacar maquillados logros. Por lo regular no quiere saber nada del tema.

Tan son las cosas así que González Nicolás declaró que El Jimmy, homicida de El Wicked, nunca debió haber estado en la misma celda, ya que lo había denunciado y era de esperarse que actuaría en su contra, tal y como sucedió. A la fecha no se consigna a nadie de los responsables que están a cargo del Cereso negro. Eduardo Guerrero sabe muy bien de esto y de las complicidades que hay detrás. Pero el fiscal es incongruente e irresponsable frente a una de sus funciones primordiales: la administración correcta de los penales.

Se sabe que entre ambos funcionarios hay diferencias por el reporte y el reparto del dinero proveniente de la corrupción. En este caso, el que se supone jerárquicamente inferior le ha negado su apoyo a su superior, pero en público se ensartan mutuamente medallas condecorativas. El fiscal permite la corrupción. El cacique mayor, ahora en California comprando otra certificación, cree que nadie sabe, por ejemplo, del fraude que se está cometiendo con 15 millones de pesos del Fondo Nacional de Prevención Social Contra la Delincuencia que se reprogramaron para asignárselos al municipio de Juárez y éste, a su vez, otorgarlos a organizaciones de la sociedad civil afines, de reciente creación y con participación de funcionarios de la Fiscalía General, responsables del manejo de dicho fondo.

La ciudadanía sabe de esta corrupción y los familiares de los internos la padecen en el desamparo total, porque de ellos no se ocupa ninguna Ong filantrópica.