Columna

Odios, venganzas, así va el panismo…

El prócer del panismo Manuel Gómez Morín estará revolcándose en su tumba ante los pleitos de sus prosélitos chihuahuenses, sus paisanos Javier Corral y Maru Campos. Porque esa rijosidad política, y no otra cosa revestida de supuesta legalidad, es la que hay detrás de la venganza de largo aliento que Maru Campos implantó desde su primer día de gobierno contra su correligionario juarense y que hoy se traduce en el burdo cierre de la librería que, justo hoy, inauguraría el exgobernador de los Expedientes Equis. Bien podría pensarse que esta es la primera acción con que se estrena el nuevo y flamante secretario de Gobierno, Santiago de la Peña.

Ninguno de los panistas tiene defensa alguna ante desplantes tan viscerales que lamentablemente han involucrado en tiempos recientes decisiones de gobierno y traslado de órdenes ejecutivas tan laxas como absurdas y que monigotes en el poder, como Marco Bonilla, ejecutan diligentemente.

Piensan que la política es un juego, que hay hilos que mueven marionetas y que lo que se obtenga de esos pleitos dará dividendos para el solaz y esparcimiento personal con grandes toques de aspiraciones presidenciales.

A Maru Campos, según acabamos de ver con su obra golondrina, no entiende nada del desarrollo cultural. Más allá de las estupideces cometidas por Corral durante su gobierno, que han de tener cauces legales si corresponden, el cierre de una librería habla justamente de la herencia fascista de la ultraderecha que respresenta Maru para el estado de Chihuahua, el fascismo histórico que cerraba periódicos, confiscaba imprentas y quemaba libros.

Maru Campos, que se hace la intrépida nada más cuando las aguas están calmas, sólo entiende de negocios, los que le dejan dividendos, porque eso es lo que aprendió de su padrino César Duarte, con el consabido apoyo de la prensa vendida.

Las y los ciudadanos sin peso específico en el círculo de la clase política local seguramente no ven con simpatía estas disputas; sin saberlo de cierto, cualquier persona es hoy, ante las baladronadas maruquistas, susceptible de cualquier acción en contra, sobre todo si se dedica al desarrollo cultural y artístico.

Por lo visto esta venganza tiene puntos suspensivos. Parece que nadie en el panismo de pacotilla parece advertir que no sólo ellos se hacen el harakiri, sino que ponen en un plano de indefensión a la ciudadanía de a pie ante embates de este nivel. Porque la ciudadanía, como siempre, es la que paga los platos rotos.