Cuando le preguntaron a Carlos Marx si era marxista, contestó que no. Dijo “yo no soy marxista”. Demostró ser consecuente con su espíritu crítico y la buena dosis de escepticismo que ha de tener todo investigador serio y que se precie de tal.
Tiempo después y ya muerto Lenin, el líder bolchevique fundador de la Unión Soviética, fue utilizado por sus sucesores —Stalin, Zinoviev, entre otros— e inventaron el leninismo, y tiempo después el marxismo leninismo, tiempo después el marxismo leninismo estalinismo.
Ahí se inició la aberrante tradición de crearle un ismo a los líderes que se les da calidad de arquitectos de la historia. Aparecieron y perdón si me quedo corto, el troskismo, el castrismo y una multiplicidad de versiones que realmente parecen muy malas humoradas, pero sobre todo van asociadas a tragedias colectivas o personales.
Mao Tse Tung no se podía quedar atrás e inventó el maoismo.
En pocas palabras, se ha llegado al extremo de que cualquier pelado asegure su doctrina.
Eso está sucediendo ahora con los constructores del obradorismo y con ese propósito un consentido del mismo, de nombre Martí Batres publicó un libro llamado “Las frases de AMLO” y lo subtituló “Pedagogía de la transformación” y se lo ha difundido a través de Educal del Fondo de Cultura Económica.
Realmente me movió a risa el librito de Martí Batres, si no fuera porque es el anuncio de una gran aberración que puede hacer estragos en el país. Recuérdese lo que pasó en la Revolución Cultural China cuando se publicó el Librito Rojo, con citas de El gran timonel.
Pensando en Monsiváis que describió burlándose un catecismo, el libro de Batres puede ser la base para combatir morenistas remisos. Puede ser el Librito Guinda de AMLO, también aspirante a supremo arquitecto de la historia y el único que se autopronosticó el mejor presidente de México antes de iniciar su sexenio.
A todos los dictadores y totalitarios en ciernes les da por imponer la visión de las cosas en un libro simple, al que tildan de sagrado.
¿Biblia obradorista habemus?