Viene otro año de intensa sequía en el norte de México, justo donde está el estado de Chihuahua. Recién se acaban de hacer modificaciones para la operación que distribuye las aguas del río Bravo entre nuestro país y los Estados Unidos, con las pretensiones de predominio de este último en el cual pesa y pesa mucho, el poderoso estado de Texas. 

Esa sequía afectará de muchas maneras a nuestro estado y al parecer, por la información que circula por los medios se le dará un respiro a las aguas del río Conchos, empleando otros afluentes del Bravo, para no lesionar más a la región. Y apunto esto porque el río Conchos está muy lejos de ser lo que fue y su depredación es enorme. 

Es hora de preguntarse qué fue de la historia de oportunismo y desprecio federal en torno a este asunto. Oportunismo que ocasionó en parte el triunfo electoral de la actual gobernadora y desprecio del gobierno de López Obrador por Chihuahua. Corrió sangre pero eso a ellos no les importa. 

No hemos visto ni veremos en la era Trump una defensa de fondo de nuestro río esencial.

Si en cambio la acción mediocre y mediática de un gobierno que en la materia lo representa Mario Mata al frente de la Junta Central de Aguas, manantial del que solo brota demagogia y más demagogia, vestida en parte con viajes a Israel para aprender lo que aquí, con medios propios, ya se debía saber.

Más que agua aquí hay polvos de aquellos lodos.