Qué extraño. ¿0 ya es cotidiano? El Movimiento Estatal de Mujeres (MEM) se reúne con el santo varón Santiago de la Peña Grajeda, Secretario General de Gobierno de Chihuahua para tratar agenda en un territorio de opacidad, por una parte y por la otra aparentando una interlocución del gran movimiento de las mujeres con un gobierno que inocultablemente está en las antípodas de los proyectos libertarios de las mujeres.

A esta columna no le queda claro por qué este movimiento se llama “Estatal”, y conjetura que es por su dependencia del estado, porque el hecho de que sus protagonistas vivan en diversas partes de la entidad no significa, ni remotamente, que tengan una presencia en la vasta geografía de Chihuahua. ¿Quién lo sabe? 

Lo que es un hecho y ha circulado por los medios es que se reúnen periódicamente con el secretario de la Peña con la finalidad de establecer las pautas de colaboración con funcionarios de un gobierno conservador y  Provida y que además antepone las convicciones personales de los altos burócratas a las responsabilidades públicas que devienen de la ley.

Como para  cubrir las apariencias, también apareció en escena la gobernadora al lado de las exrregidoras Elvira Villarreal y Graciela Ramos, entre otras. 

Este colaboracionismo está bajo sospecha por su ambigüedad moral y política, al respecto no tengo menos que recordar la obra de Simone de Beauvoir La ética de la ambigüedad. 

Qué bueno que sigan gestionando la instalación de puntos naranja, pero nada mejor que ver las marchas y el graffiti de los 8 de marzo en todo el país y aquí en Chihuahua, que nada tiene qué ver y con razón, con el maruquismo y su muralla de acero.

Si bien estos hechos son como las series de Netflix por su cantidad y no algo inédito, no está de más que hablemos de la incongruencia y el oportunismo que transpiran estos encuentros palaciegos, modositos y presupuestales.