Toda una reunión decorativa, cosmética, como ya es su costumbre, celebró la gobernadora con el Consejo Consultivo de Desarrollo Económico. Asistieron a decir lo de siempre y el auditorio a escuchar lo que ya saben y quieren.

Es una simple forma de aparentar gobierno e ir sobrellevando el día a día con apariencias. En este caso, y no faltan las palabras rimbombantes, se habló de “buenas nuevas” y de “reingeniería financiera”. Las primeras son las promesas y las segundas un eufemismo para evadir el bulto de que a Chihuahua le faltan ingresos para proponerse obras de valía, e infraestructura, por ejemplo.

Cuando se de dice “reingeniería” se emplea un concepto que en lo nebuloso lleva el propósito: se quiere decir mucho, pero en realidad no se dice nada, y el efecto de la palabra tiende a engañar socialmente de que algo de fondo se está intentando aunque no sea cierto.

A ese propósito se emplean los supuestos criterios de autoridad que marcan empresas certificadoras internacionales, todas de tendencia neoliberal, que venden resultados a modo, como en este caso HR Ratings, que nos viene a decir que las tasas de interés son mejores.

Al respecto habría habría que subrayar dos aspectos: los bancos son intocables y no hay una sola reclamación o demanda por las operaciones ilícitas o ventajosas que celebraron con los gobiernos de César Duarte y Javier Corral, en primer lugar. Y en segundo, que mes a mes, por intereses que se pagan a la banca, se erogan 500 millones de pesos mensuales, que superan en mucho algunas áreas prioritarias de la vida social de Chihuahua, por ejemplo la economía rural.

Que estas reuniones se sigan prodigando se explica, además, porque los funcionarios públicos están absolutamente desvinculados de la realidad; de una parte José Granillo, egresado de una escuela patito, con chuecuras en su currículum y con inhabilitaciones de la función pública federal. Pero lo más grave de esto es que el real secretario de Hacienda es el calderonista Ernesto Cordero, y la secretaria de Economía a nivel local, María Angélica Granados, si se asoma de vez en cuando por una ventana a ver la realidad, es mucho. Y la gobernadora, ahora que se la pasa con los ganaderos, no hace malos quesos.

Por eso disponen la receta de siempre: políticas recaudatorias como las futuras multas de 5 mil pesos por no traer placas maruquistas.

Y es por eso que uno se pregunta qué fierro de herrar se le perdió a Maru en Tampico.