Cruz Pérez Cuéllar y su metamorfosis vallinista
Entre los asistentes a la vendimia en la hacienda Encinillas de Eloy Vallina estuvo el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar. Dicen que pagó su boleto de entrada, lo que haría pensar que llegó como cualquier cristiano pudo hacerlo. Es obvio que no fue así, que fue invitado, más que él en lo personal, el cargo que ocupa, y el ominoso futuro exitoso que pueda tener y del cual se quiere asegurar el señor Vallina.
Son las inversiones políticas que hacen los grandes capitalistas. Todo ese glamour es el mecanismo para arrimarse de políticos y después cobrarles la factura, no con cargo a ellos, sino a la sociedad que con recursos públicos paga la asistencia a estos convites.
Viejas mañas, viejos trucos. No faltará lector que me diga que estoy bordando sobre algo que ya todos saben, y con sobradas razones. Por eso aportaré un dato aparentemente anecdótico:
Corrían los tiempos del corrupto gobierno de Patricio Martínez y se había hecho una carretera para librar a Ciudad Juarez con destino a Santa Teresa. La obra sigue costando a los usuarios de la carretera con alta cuota de peaje. Una carretera hidráulica, vamos a decir, bien hecha, que fue construida a gusto de los intereses de Eloy Vallina, porque este señor deseaba fundar, ni más ni menos, léalo bien, la Ciudad Vallina, para jalar un polo de desarrollo al margen de Juárez y con enormes beneficios para él.
Eran también los tiempos en los que Cruz Pérez Cuéllar era flamante presidente estatal del PAN, de aquel partido al que todavía le quedaba algo de decencia, por decirlo con un término muy del gusto de los albiazules. Pues bien, nos convocó a varios abogados para que lo apoyáramos, entre ellos Luis Villegas Montes, que se ofreció para hacer la denuncia penal sin interferencia de otros abogados. Como yo era uno de los que estaba ahí, decliné intervenir en la redacción. La denuncia se hizo y se hizo bien.
Por mi parte, y para contribuir al combate de la corrupción y tráfico de influencias evidente en la construcción de ese libramiento, sólo una condición le puse a Cruz Pérez Cuéllar para trabajar el caso: que no se fuera a rajar, porque la tarea era difícil y los intereses, mucho más.
Presentamos la denuncia penal en la entonces Procuraduría del Estado. Hasta ahí llegó Jorge Barousse, que era el secretario de Obras Públicas de Patricio Martínez, y al único que le reclamó fue a mí, sin mencionar las groserías que me profirió. Elaboré un desplegado que apareció al día siguiente. Pérez Cuéllar me dijo que lo pagara de mi bolsa y que él después me restituiría el importe, cosa que hice.
Un día después de presentada la denuncia, Eloy Vallina publicó un desplegado en el que trató a Cruz Pérez Cuéllar como lo peor y prácticamente como un estúpido. Al día siguiente, el jefe de la oligarquía terracista y cabeza del Grupo Cementos de Chihuahua, Federico Terrazas, le repitió la dosis, y entre líneas le recordó que el PAN vivía de su dinero. Hasta Fox, siendo presidente de la república, lo regañó.
Llegó otro día más y el hoy invitado de Vallina a su vendimia, Cruz Pérez Cuéllar, se cuarteó a la hora de la hora. Faltó a su palabra y continuó su marcha que lo ha llevado a brincar de partido en partido, sin más credencial que su personal proyecto de poder, lo que explica que triture uvas en las barricas de don Eloy.
Por mi parte continúo esperando que me pague el desplegado. Ya lo pasé a fondo perdido en el rubro de las brochas.