Con motivo de un posible resultado electoral favorable al PRI en Chihuahua, los defensores a sueldo de la tiranía ya lo ven despachando en alguna secretaría de Estado, abajo de Peña Nieto. Todavía no hay guisado de liebre, pero estos periodistas ya adelantan vísperas, no porque le hayan tomado el pulso a la realidad en la que vivimos, sino porque saben que le endulzan el oído al cacique –para cobrarle después– viéndole madera de político de altos vuelos. Si el enfoque fuera diverso y lo compararan con las mediocridades que tenemos en la capital, empezando por el presidente mismo, no tendrían por qué plantear como antecedente los conjeturales resultados que habrá en Chihuahua; en realidad es tan deficiente la pasta humana de los dirigentes gubernamentales del país, que nada extrañaría si corruptos y gángsters del corte de César Duarte se elevan con otros cargos, porque como bien sabemos, en México el crimen sí paga.

Pero la realidad al final se impone y va esclareciendo con sus ingredientes la catadura de políticos de la tipología de Duarte Jáquez. Al grano: ayer el respetado periódico Reporte Índigo difundió una conversación telefónica entre el exgobernador de Baja California Sur, Narciso Agúndez Montaño, hoy aspirante a alcalde por el PRD en Los Cabos, de la que se desprende que César Duarte Jáquez invertirá recursos para empujar un resultado electoral, sólo en apariencia favorable al hortensiano PRD, pero en realidad abonable al PRI. Ahí se le llama “el uno” a César Duarte, a la usanza en la que hablan los mafiosos; a su vez se supone que Duarte habría dicho que “yo soy garante, yo soy testigo, tengo la confianza con el uno y dos nacional para decirle: compromisos son compromisos”. En otras palabras, el lenguaje de esta clase política es el muy propio de los integrantes de la cosa nostra.

Así las cosas, por más que los jilguerillos y los cagatinta locales se empeñen en pretender darle al cacique local la estatura de estadista, no pasa más allá, por sus capacidades, costumbres y corrupción política, de ser uno de tantos entre los capos de la política nacional y no nada más de la política.

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