De las entrañas del PAN empiezan a brotar críticas que marcan una disidencia fuerte con su propio gobernador Javier Corral. En parte son precursoras del proceso sucesorio y, sin duda, efecto de la profunda erosión que se ha dado en este quinquenio perdido. 

Panistas de bajo nivel han sumado su voz a un dirigente azul de Jiménez, cuestión esta que ha de poner nervioso a Corral, sobre todo cuando se encuentra en un momento importante sobre el green. Sus malestares no los resumiré aquí, hay malestar aquí por la presencia de elementos no panistas en el gobierno, lo que habla de una facciosidad a toda prueba y pretende pasar de contrabando la idea de que un gobierno monolíticamente panista sería mejor. 

Que sean los panistas los que resuelvan su problema. Por lo pronto afirmo que lo que está mal es la cabeza, y así fuera otra la composición de su equipo, por llamarlo de alguna manera, no serviría de nada, pues el centro neurálgico personal no da ni la altura, ni el ancho, ni el largo. 

Chihuahua a la deriva.