Si «El Caballo» Lozoya –así le gusta que le llamen al alcalde de Parral–, desea relinchar y estar listo para ganar carreras u otras actividades de su condición política, ha de entender que el lastre estorba y que hay obstáculos que impiden cabalgar o lo hacen más lento. 

Hasta mi escritorio llega la noticia de sus relaciones públicas con la destructora de la izquierda chihuahuense Hortencia Aragón Castillo, que carga en su haber un gran desprestigio por razones que en estas columnas se han documentado suficientemente. 

Ahora llega con sus mozos de estribo a ponerse a un lado del alcalde parralense, que no mide las consecuencias de esa relación que sólo le puede traer descrédito a sus débiles pretensiones. Este es un consejo que no estoy para hacer porque tiene que ver con aquella historia del caballo y el jinete que lo monta. La señora sólo busca carril, aunque ya corra desvencijada. 

Al final de todo, cada quien hace lo que quiere en sus establos.