Las carreras organizadas por Javier Corral se presumen como fuente para la obtención de recursos. ¡Naderías! Ni siquiera podemos confiar en los datos porque nadie sabe lo que se gasta en su organización, y es probable que en este renglón el caldo salga más caro que las albóndigas. En sí el evento tiene propósitos correctos, patrocina la convivencia y el deporte, ahí no hay polémica. Pero no es lo esencial. El evento en cuestión tiene un doble fondo que de inmediato se explota y es buscar una legitimación de la que realmente se carece.
Ahora se nos vende la idea –por cierto muy pocos la compran– de que asistieron más corredores, que hubo más gente, que se va creciendo, lo que es absolutamente falso. Es igual que el Grito de Independencia: la gente va pero a lo que va, no a alabar y apoyar al gobernante. Hasta en esto Corral defrauda. Menos mal que lo que corre inexorable es la conclusión de su quinquenio.