Por fin se instaló el Tribunal de Justicia Administrativa, supuesta pieza del sistema anticorrupción. A paso de tortuga, como es el actuar de Javier Corral. Quizá pedirle que fuera más lento sería aceptado de inmediato, porque reformas que se pueden intentar con celeridad por su pertinencia aquí en Chihuahua se retrasan inexplicablemente. Pero eso es lo de menos.

Lo de más, y más grave, es que los magistrados que lo integran, en especial dos de ellos, no garantizan las metas de la institución porque les falta un ingrediente: la imparcialidad, presupuesto indispensable de todo sistema de justicia que se precie de tal, se supone que durarán en su encargo quince años, en realidad cuando Corral se marche caerán con la fuerza de la gravedad que suele apoderarse de las empresas que se realizan mal. 

Mayra Arroniz Ávila y Gregorio Morales Luévano son los dos de procedencia inocultablemente panista, la primera, hasta se vistió de un azul tan parecido al del PAN que la tela con la que se confeccionó podría ser de alguna banderola de campaña para ir a protestar el cargo. Morales Luévano es un abogado de importación, también al servicio de la visión panista y ya estuvo en la Secretaría de la Función Pública que un día dirigió Stefany Olmos. De Alejandro Tavares las críticas giran junto a su origen grupal.

Teóricamente, el Tribunal Estatal de Justicia Administrativa, conocerá de las controversias de los particulares con la administración pública, previsión que ya estaba en la Constitución desde hace ya mucho tiempo. Corral, al más puro estilo duartista, lo presume como una decisión de vanguardia nacional. Bien se ve que nunca pasó por una escuela de Derecho. Es de deplorar que un político que alguna vez se comprometió a construir instituciones anticorrupción ignore hasta el abecé de las cosas, pero sobretodo que trate de vender una institución en la que la facciosidad está presente cuando menos al 66 por cierto. 

Se batalló menos para poner panistas en los consejos del partido recientemente electos que en este efímero tribunal, efímero porque se irá por el resumidero que hunde al actual gobierno.