Corral tiene tiempo para asumir la función de casamentero, de oficial del Registro Civil que presta el Palacio de Gobierno como si fuera un salón de fiestas. Casó a un señor Martínez en muestra de politiquería de la más barata que se expende en el mercado de Chihuahua. 

La realidad no le interesa. En Las Varas, municipio de Madera, se registró otra escena de violencia y guerra que deja un saldo, hasta ahora, de seis muertos. Se dice que son producto de la confrontación entre bandas, la vieja versión que pretende gratificar a los oídos bajo el lema de que “entre ellos se están matando”. Negro panorama mientras esto siga sucediendo. 

El mapa de Chihuahua se puebla de hechos de esta naturaleza, en una región en la que priva la extraterritorialidad. Ahí no hay Estado y menos gobierno si pensamos en el que se supone ejerce Corral al lado de dos personajes inútiles que hace tiempo debieron marcharse a sus casas: César Augusto Peniche y Aparicio Avendaño, clientes frecuentes de esta columna. 

Palabras y sólo palabras encontramos en el discurso gubernamental, y con todo y Guardia Nacional, la longitud de guerra continúa en nuestro territorio.