Gente de la más diversa pluralidad de esta ciudad, me ha planteado sus inquietudes sobre la viabilidad del proyecto de María Eugenia Campos Galván, la alcaldesa de Chihuahua. Recurren a Unión Ciudadana por las inconformidades que empiezan a larvarse en torno a esa iniciativa del gobierno de la comuna. 

Empresarios, vecinos ordinarios de la ciudad, agraviados, miembros de áreas marginadas, ven un extraño apresuramiento en tomar la decisión, más por su larga proyección en un futuro. De entrada dudan de que no represente un gravamen y descreen de que nada nos vaya a costar y que no es deuda. 

Hemos tomado el compromiso de estudiar el tema a fondo, y como estos proyectos ya tienen sus homólogos en otras urbes de la república, realizar un estudio comparativo de esas experiencias, incluido el previsible cambio tecnológico que puede haber en tres lustros más; recordemos el vértigo con el que esto se mueve. 

Con los ciudadanos y personas que hemos trabado interlocución expresan una circunstancia que arrojan la siguiente evidencia: la alcaldesa gobierna y vende bien su imagen y acciones, más allá de que esto sea real, pero simultáneamente no pierde un minuto en traslapar a sus obligaciones y compromisos públicos realizar campaña para apoderarse de la candidatura al gobierno del estado por el PAN en 2021. Afirman que el proyecto adolece de doblez al respecto y que se busca financiamiento para esa empresa. También, y un poco al margen del tema, ven la llegada de Altozano (personajes ligados al calderonismo) como otro de esos proyectos para alimentar pretensiones de elevación política en pos de proyectos de poder. 

De mucho tiempo a la fecha he insistido en que al municipio de Chihuahua, políticamente hablando, lo ha ensombrecido ser cede de la capital del estado, lo que le resta visibilidad ciudadana; creo que la oportunidad se pinta muy bien para iniciar un movimiento para reivindicar las decisiones más importantes, entre ellas, iluminar Chihuahua.