Dos tiempos, dos momentos. Cuando Corral fue a Ciudad Juárez –era gobernador electo– a formar una cadena humana para protestar contra Donald Trump y en particular por su racista política migratoria, fue al principio. Ahora plantea “pliegos petitorios” (algo inusual en las relaciones diplomáticas) dirigidos al mismo Trump pero con la mediación del canciller de la 4T, Marcelo Ebrard. De la rijosidad, a las rogatorias con pestañas en armisticio. 

El problema de Corral es su teatralidad ya conocida y en la que nadie puede creer. Los estilos se desgastan, se decantan en mímica. Ahora el pliego petitorio fue “reforzado”, con la presencia de las fuerzas vivas de la frontera, y desde luego con los oficios de Agustín Basave, hombre que sabe rentarse bien. Iba en la comitiva la señora Alejandra De la Vega, faltó su consorte que cabildea en otros niveles, el petrolero Paul L. Foster, financiador del Partido Republicano, y según presumen los corralistas, el-que-bien-habla de Corral en las orejas naranjas del presidente norteamericano, ya saben para qué. Pero no fueron todos los que debían por mandato institucional, por razones obvias el senador Madero se puso al margen; el compadre Pérez Cuéllar, también senador por obra y gracia de MORENA, tuvo falta. Y así, otros legisladores. Esto se traduce en debilidad, aparte de que las comitivas no sirven para nada, por abultadas que vayan, están muy coyoteamos los gobernantes como para dejarse impresionar.

El canciller los vio, los escuchó, hizo su apunte, se tomó la selfie de rigor y les dijo adiós. Entre tanto, nuestra frontera padece el descuido del gobierno local y el federal. Quizá piensan que de ella y en especial de Ciudad Juárez se va a apiadar Dios. En tiempos de religiones políticas, es natural que así sea. 

Hoy Chihuahua se debate en medio de la violencia, la enorme deuda, una administración pública que se elogia si de ella se afirma que es de pacotilla. No hay interlocución porque no hay confianza, entre otras razones. Y es que mañana Corral puede declamar algún discurso pidiendo quemar la Casa Blanca, ante las ausencias de los prometidos y nunca llegados tuits enérgicos del jefe máximo morenista. 

Para que no todo transcurriera sin las elegantes formas que acostumbra Corral con cargo al erario, después de la entrevista con Marcelo se fueron a degustar buenas viandas al Casino Español, irrigadas con buenos caldos. 

Quizá Corral dijo ahí que había cortado un buen rabo, aunque todos se preguntan cuál. 

Chihuahua al garete, México también, en un aspecto tan sensible como lo es el añejo problema de la migración, de la que mucho se habla pero brilla por su ausencia porque la soberanía, ahora, sólo es una palabra retórica que se desentiende por quienes hacen historia, de la propia historia de este país.