Columna

Chihuahua: el derecho a la ciudad

DECLARACIÓN CIUDADANA

Chihuahua: el derecho a la ciudad

La ciudad de Chihuahua es, quizá, un desolador ejemplo de destrucción del patrimonio cultural construido. Desde los viejos tiempos del porfiriato hasta nuestros días, la devastación -y, para decirlo muy claramente, la piqueta- no han cesado de realizar su siniestra obra al gusto del gobernante en turno, de su capricho carente de un sentido de respeto a la historia, a las edificaciones, a la cultura que debiera ser el signo alentador que brinda identidad hacia el pasado y proyección a un presente que aspira a tener un porvenir plausible y considerado en el que todos y todas nos reflejemos como en un espejo.

Sería muy largo ahora enumerar las destrucciones habidas. El inventario es a la vez grande y se antoja increíble. En el pasado esto se explicaba por la indolencia social, la ausencia de leyes, y desde luego los deseos de los poderosos por “trascender” en el recuerdo, levantando, en ocasiones, verdaderos adefesios. Bastaba una decisión de poder para que la destrucción se hiciera presente. Así hemos perdido edificaciones muy valiosas de la época colonial, de la primera etapa del estado de Chihuahua, y no se diga de los aberraciones que se convirtieron en actos, cuando la voracidad de las empresas inmobiliarias -con el apoyo del gobierno- hicieron del patrimonio cultural cosa menos que secundaria. Vale recordar que el Teatro de los Héroes se perdió por la indolencia gubernamental, por si hiciera falta un ejemplo.

Hoy tenemos un centro histórico difícilmente reconocible si no fuera por nuestra catedral. Es tiempo, ya extemporáneo, de que se le ponga remedio a esta ausencia de política urbana y de sentido histórico y cultural. Ya no queremos más decretos de circunstancia dictados por el utilitarismo, por políticas de un día después, de relumbrón.

Ahora se pretende construir un “corredor escultórico”, afectando al Parque Lerdo y buena parte de ese centro deteriorado en su significación histórica. Pretende hacerlo el gobierno que encabeza en este municipio de Chihuahua la presidenta María Eugenia Campos Galván, sin consulta previa y a todas luces como una proyección personal que tiene que ver más con un interés electoral de partido. Se dice que las esculturas fueron donadas, que son de renombre sus autores, pero la sociedad no lo sabe de cierto. Que quede claro: si Chihuahua ha de contar con ese corredor, debe escogerse el lugar adecuado para no congestionar el ya derruido patrimonio hoy sin espacio, como para adosarle más y más cosas.

Ese es nuestro punto de vista, mas no nos oponemos a que se cree ese corredor. Nos oponemos a que unilateralmente los gobernantes municipales lo hagan sin oír a la sociedad, a quienes vivimos aquí y queremos a Chihuahua. Que sea la voz del pueblo directamente la que decida. Y en ese sentido, impulsaremos la realización de un plebiscito para que el pueblo hable y el gobierno acate. No de otra manera entendemos el papel de los ciudadanos en la sociedad.

En mérito a esto, ejerceremos actos de desobediencia civil, resistiendo la continuación de la obra que ya inició, afectando al Parque Lerdo, que es, de manera indubitable, una de las joyas del patrimonio cultural de Chihuahua.

Estamos cansados de que los de arriba manden y los de abajo sólo obedezcan o se resignen.

Queremos que la sociedad hable y hable claro, y que los gobernantes del municipio se obliguen al mandato de la mayoría.

Ya basta de continuar la obra de destrucción de la ciudad de Chihuahua.

Chihuahua, Chih; a 02 de mayo de 2017