El hecho casi consumado en el que la directora estatal del Registro Civil, Inés Martínez, viajará a la Ciudad de México para “analizar si se puede retirar el estado del convenio por medio del cual se modificaron las actas de nacimiento”, como lo declaró el secretario de Gobierno, César Jáuregui Robles, es prácticamente un concesión del gobernador a la iglesia católica sobre la que profesa su fe.
La ley del cura y vocero de la Diócesis de Chihuahua, Gustavo Sánchez Prieto, mejor conocido como “El Padre Negris”, parece que terminará imponiéndose sobre las leyes republicanas que, a final de cuentas, el estado prometió salvaguardar. Todo por las presiones impuestas desde la oficina de Constancio Miranda Weckmann, uno de los obispos más conservadores que haya parido la iglesia católicas en estas tierras.
Curiosamente, en su página web, Javier Corral replicó sus propias palabras dichas a los medios que lo han cuestionado sobre el tema: “Nosotros acataremos el Estado de derecho. Y por supuesto que ni renunciamos, ni claudicamos en nuestras convicciones éticas, morales o religiosas. Pero un gobernador o un gobierno, no le puede imponer sus convicciones religiosas a nadie”.
Durante la semana anterior en que arreció el tema, los medios también publicaron íntegra la carta que “Negris” le envió al gobernador del estado y en la que, con el inverosímil despojo de su sotana, “como ciudadano”, cuestiona los cambios realizados a las actas de nacimiento en la entidad: “He llegado a la conclusión de que, quienes están defendiendo una determinada postura en Chihuahua, mienten manipulando, ocultando o desfigurando la información a la gente. La ciudadanía merece respeto. Dicen que el cambio mencionado fue decisión de Duarte. Me sorprende que el gobernador anterior haya podido empeñar el futuro, y el gobernador actual no tenga fuerza para comprometer el presente. Parecería que Corral es más duartista que Duarte”.
Lo que olvida “Negris”, en descargo de Corral, es que la iglesia católica fue una de las confesiones religiosas de las más duartistas entre las duartistas. Incluso Javier Corral, como se ha dicho antes en esta columna, denunció la violación al Estado laico en que incurrió su antecesor y en la que, retomando las palabras de Sánchez Prieto, quienes defendieron una determinada postura en Chihuahua, mintieron manipularon ocultando o desfiguraron el espíritu de la Constitución. Bueno, hasta una Consagración al Sagrado Corazón de Jesús le organizó la curia católica a César Duarte, con despliegue de fieles, infraestructura pública e invitados de lujo, como miembros de la farándula y millonarios asociados al apellido Slim. Luego Duarte les resanó, con recursos públicos, el templo que alberga la Catedral del centro de la ciudad de Chihuahua. Pero sobre estos privilegios “Negris”, portavoz de Wecmann, se hace ojo de hormiga.
El cambio de los sustantivos en las actas obedece al convenio que se firmó a nivel nacional para establecer el formato único de actas de nacimiento en todo el país. Pero más que eso, es una resolución emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se debe acatar. Sin embargo, en el gobierno panista, estructuralmente todo está dispuesto como para que el Registro Civil, y el resto de las instituciones en Chihuahua, cedan a las presiones de la iglesia católica. Al anunciar la visita de Inés Martínez,titular del Registro Civil, a la Ciudad de México para “analizar el retiro” de Chihuahua del Sistema Nacional de Actas, el secretario de Gobierno contradice las intenciones de la propia funcionaria, que en su momento destacó que Chihuahua mantiene un convenio con el referido sistema que, de abandonarse, automáticamente el estado quedaría al margen. Una vez afuera, “todos aquellos que quisieran tramitar este documento fuera del estado, les sería imposible poder obtenerlo ya que Chihuahua no estaría en la base de datos”, declaró Martínez ante grupos religiosos de presión, reunidos en el Congreso hace unos días.
Jáuregui Robles, quien pertenece al ala más conservadora de esa iglesia católica desde el PAN, aseveró, de los dientes para afuera, que el gobierno del estado “no tiene determinación alguna por tal o cual postura, por lo que escucharán las peticiones de los ciudadanos”. Pero con la otra mano, le hace el caldo gordo a “Negris”, a Weckmann a una confesión religiosa que no se ha puesto al día con las realidades humanas. En el gobierno local se dice que no cederán. Y sin embargo, la iglesia se mueve.
Muy pronto pasará de moda la banda presidencial, estatatal o municipal para ser sustituida por una sotana que se ajustará al color del momento en la investidura de candidato electo. ¿Será lo mismo? ¿O hemos cambiado? ¿Será que a la sotana se le oficializará al ritmo de que está borracha, está borracha? Será cosa de fariseos convictos en santuarios de vino e incienso pesado? ¿El gobierno repartirá las hostias y la cúpula clerical la teñirá de color…?
?será que ningún gobierno de acción nacional (PAN) es capaz, ni siquiera en la figura de Javier Corral, a ser definitivamente laico? en un estado con tanta influencia de la iglesia católica como es chihuahua las posturas religiosas de la clase política escalan hasta convertirse en un dilema ético, incluso para Corral quien prometía ser un gobernador cavalmente republicano termina doblegado por el entramado político tradicional corrupto del que la iglesia católica es al menos, en parte responsable.