camacho-solisuno25feb2014

El senador “izquierdista” Manuel Camacho Solís, en su entrega editorial del día de hoy para El Universal, dice: “El gran problema de México no son la fuerza y la crueldad extrema de sus cárteles delincuenciales, sino la debilidad, corrupción y fractura de las instituciones que las hicieron posibles”. A mi modo de ver las cosas, se trata de una visión desde arriba, muy de clase política, porque si por ejemplo vamos a Creel, Chihuahua, y le preguntamos a los habitantes, y no se diga a los dolientes y víctimas de la masacre ahí registrada en uno de los momentos más agudos de la violencia de la guerra calderonista, seguramente la opinión en rango de importancia será precisamente la crueldad extrema. Como dijo Campoamor: todo depende del cristal con que se vean las cosas. En realidad, el señor Camacho Solís ya tiene bastante tiempo tratando de cambiar esas instituciones y al no lograrlo estima que ahí radica el gran problema del país. No paso por alto que seguramente quiere decir lo que se insinúa en el fondo, que implica que si no hay Estado con instituciones sólidas, eso fortalece al crimen en general, y al organizado ligado al narcotráfico con mayor razón. Pero desde el centro cómodo, donde se ha movido Camacho Solís, la sensibilidad se torna diferente por ajena al sufrimiento real que padece la gente en las regiones. Cuánta razón tenía aquel filósofo que dijo que no se piensa igual en un castillo que en una choza, por lo que no está de más realizar una suscripción pública para dotar de buenos lentes a este tipo de políticos, un día salinistas, otro aspirante por derecho propio al poder, luego lopezobradorista, hoy perredista, y siempre con esa manía enfermiza de actuar como consejero oficioso del poder a secas.

 

Guzmán Loera: el iceberg y su punta

chapo-guzman25feb2014

No termina la embriaguez por la aprehensión de Joaquín Guzmán Loera y no hay quién no tenga opinión en torno a su captura. No comparto las opiniones de quienes miran este hecho como un espectáculo, un distractor o una cortina de humo. Sin duda se trata de un hecho de extraordinaria importancia que desde luego le deja dividendos al poder de Enrique Peña Nieto. Se trata de un tema que más que buscar respuestas debe generar, a mi juicio, preguntas. Vivimos en un mundo global e interdependiente, en lo positivo y en lo negativo y, sin duda, los confines o fronteras de la delincuencia a la que ha servido Guzmán Loera ya no son exclusivamente los de un estado-nación; se ven afectados por la mundialización y por la presencia –con diversos rangos de importancia– de varios estados, entre ellos EU, Colombia, obviamente México y los centroamericanos, por señalar los indiscutibles; por tanto no es de extrañar, como hecho político, las interrelaciones ni la hegemonía que ejerce el país más poderoso de la tierra. Pero quedarse ahí es perder de vista lo esencial.

El capo hoy está en prisión, quizá mañana pueda ser extraditado y el asunto va para largo, sin desentendernos de que el gran negocio del narcotráfico y la corrupción política y financiera que lo hace posible continuará por otros cauces. Lo importante ahora es, con su cautiverio, ahondar en una investigación que demuestre por qué su lugar entre los hombres más ricos del planeta, como lo propaló la revista Forbes; desmadejar la red de complicidades políticas, empresariales y financieras –nacionales e internacionales–, de la red sinaloense del crimen. Los por qué de su fuga durante el gobierno de Fox y la impericia criminal de Calderón con su guerra. En otras palabras, por importante que sea El Chapo, es la punta de un iceberg, pero no el iceberg mismo y sondear a profundidad es lo que puede servir a esclarecer la dolorosa situación de nuestro país en este asunto, las interrelaciones con otros estados y básicamente Norteamérica, para el aporte de soluciones.

No me detendría mucho en si el mérito es o no de Peña Nieto, de la porosa soberanía mexicana, porque para eso tienen infinidad de respuestas los hombres del poder. El reto es obligarlos a una transparencia profunda para ver eso que está abajo del témpano, porque ahí es donde está la miga sustancial del tema tratado.