Columna

Los brujos del poder

La superchería da frutos políticos. Es sabido que en momentos de fuertes crisis, como la que vive el país, la gente tiende a agarrarse de lo que sea para interpretar la postración en la que se encuentra y no es infrecuente que las visiones religiosas cobren una importancia mayor, cuando de lo que se trata, con mejores posibilidades de asequir alternativas, es de buenas lecturas de nuestra realidad social, económica, política, cultural. Y esa forma de desviar la atención y crear cajas chinas, o cortinas de humo, se patrocina de mejor manera agarrándose de veinte uñas de la superchería.

Ahora resulta que por allá se aparece una niña, que por acá surgió una iglesita satánica constructora de vampiros, y acullá el chupacabras causa destrozos que hasta supuestos científicos alemanes han venido a investigar, no obstante que el irreal bicho ahora no succionó sangre de cabra sino aves de corral. De eso se ocupan buena parte de los medios y propician el corrillo. Entretanto, que de la política, la corrupción y la impunidad se ocupen César Duarte y su entenado Enrique Serrano. Es una obviedad el artilugio mediático. Y no podía faltar la voz de Constancio Miranda Weckman advirtiéndonos a todos de que con el diablo no se juega, porque siempre gana. En alguna ocasión dije que para poner en su lugar a nagualones de ese tipo, nos hace falta un buen Voltaire que destruya falacias, fanatismos y todo aquello que bien sirve al sostenimiento de una clase clerical parasitaria que en realidad más se apoya en la pretendida existencia del diablo que del dios omnipotente, omnisapiente y omnipresente.

Al paso que vamos, durante el proceso electoral vamos a estar muy enterados de las muchas máscaras del diablo como Drácula, el Hombre Lobo, la Momia, la Llorona, el Monstruo de la Laguna Seca, los Monitos de Meoqui y hasta del Ánima de Sayula, de tal manera que el proceso electoral se dé en una esfera de lo etéreo y aburrido, mientras todos se protejan de alguna agresión en luna llena.

Se podría pensar, entonces, que en lugar de buenos discursos los candidatos contraten buenos brujos y hasta quizá resulte útil alfiletear a Enrique Serrano, o por lo menos adosarle un mal puesto.

¡Oooreeeeemuuus!

 

 

Rosario Robles: al PRD con amor

Rosario Robles
Rosario Robles.

Dice Rosario Robles que de su parte no hay ni odios ni rencores contra el PRD. No podía ser de otra manera, cuando ahora ve las cosas desde el balcón del PRI y a un lado tiene a los perredistas que firmaron el Pacto por México. No cabe duda, tiene el corazón muy grande.