Esta columna no acostumbra a hacer apuestas, mucho menos cuando sabe que las puede ganar. Pero va una a los periodistas con permiso y canonjías: Marco Adán Quezada no está pensando, jamás lo ha hecho, en dejar su casa tricolor. Doble contra sencillo. Hagan sus apuestas, señores. Y recuerden que las deudas de juego son deudas de honor (Macarenus dixit). ¡Cierren las puertas!
Al margen, por tanto, quienes lo estiman como una especie de Bronco chihuahuense, se equivocan; la ley electoral, recientemente emitida, más bien lo que quiere es cerrarle el paso a los que realmente están pensando en plataformas independientes, ante el fracaso de los partidos que encabezan –algún término debemos emplear– Karina La Tricolor Velázquez, u Hortensia La encargadadelosestribosduartistas Aragón, por ejemplo.