marcha-gay-30jun2015

No cabe duda que las formas de abordar el tema de la tolerancia y la inclusión en el mundo respecto de las comunidades homosexuales revelan el talante de los gobiernos de cada país. El pasado fin de semana, en la internacionalización de los movimientos gay y las celebraciones que estos llevaron a cabo en sus respectivos países, fueron objeto de celebración y de acoso; de tolerancia y represión; de la aceptación al rechazo.

Estados Unidos no pudo ser más paradójico y contradictorio: por un lado la Corte Suprema avaló el matrimonio homosexual, lo que quiere decir que en todos los estados de esa nación es posible que las parejas del mismo sexo pueden llevar a cabo sus compromisos civiles; por el otro, en San Francisco, bastión norteamericano de los movimientos homosexuales se registraron disparos durante la marcha organizada por varias agrupaciones de este corte.

De acuerdo a los noticieros de la televisión, pudimos observar las inquietantes y bochornosas imágenes de una policía turca sometiendo y esparciendo a quienes pacíficamente celebraban el día del orgullo gay. Gases lacrimógenos, toletazos, golpes e insultos recibieron los miembros de estas “minorías” que seguramente en otros países ni siquiera se atrevieron a salir a las calles.

México también es de grandes contrastes: la fecha no pasó desapercibida y mientras muchos marcharon como cada año libremente por las calles del Distrito Federal, en el estado norteño de Chihuahua, o sea el nuestro, los curas y la feligresía que mueve la iglesia católica, incluida la que conforman los diputados conservadores del Congreso local, se aprestaron para bloquear la coherente recepción de la Suprema Corte de la Nación que permite las uniones civiles de personas del mismo sexo que aún no se resuelve aquí. Y a pesar de que en Chihuahua las comunidades lésbico-gay marcharon, también lo hicieron, en días previos, las feligresías católicas y algunas cristianas para oponerse a la eventual aprobación legislativa.

Al mundo le hace falta, a pesar de todo, más tolerancia y menos discriminación. Nos es dado conjeturar que aquí los legisladores están por la vía turca.