La arbitraria detención del agente Leonardo Calzada Contreras el día de ayer, grave en sí misma por la violación de los derechos humanos, en cierta manera es la punta del iceberg de lo que pasa en el desgobierno de César Duarte. La valía de la protesta es evidenciar que abajo hay un enorme témpano de corrupción política que carcome al actual cacicazgo, al Estado doble que cada vez los ropajes de formalidad constitucional se le notan más y aparece su rostro de pandilla, mafia, con sus capos, sus gángsters y sus agentes enquistados en los lugares donde amasan sin cesar dinero de procedencia totalmente ilícita.
En ese témpano está la aberrante corrupción ordenada por el cacique y perpetrada en la Junta Central de Aguas y Saneamiento por Carlos Hermosillo y en Salud el abuso descarado de Pedro Hernández. Dos recaudadores de diezmos que han dejado de ser tales para convertirlos en exorbitantes cantidades de dinero con destino a la corrupción. En la misma línea encontramos al exmaestro lasallista Gerardo Villegas, arrogante y soberbio sobrino político de César Duarte, por ser esposo de una hija del hermano del cacique, de nombre muy popular: Chano Duarte. Este personaje, en materia de corrupción política, está a la par o ya supera a Carlos Hermosillo (pariente mata amigo). Gran parte de las compras de las diferentes secretarías tienen que convenirse o acordarse previamente con Villegas, y así mejorar las condiciones de reparto con el tirano. Tan soberbio es que los funcionarios se quejan de que no les contesta el teléfono y por su despiadado comportamiento con el personal. Él está al frente de los recortes de personal con el que se financia el desgobierno duartista. Así como Calzada Contreras un día explotó y se fue a la plaza, no extrañe a nadie que algo suceda contra el lasallista Villegas.
Eduardo Guerrero Durán, director en la Fiscalía de Ejecución, Penas y Medidas Judiciales del Estado es otro caso: hace los negocios de su vida en los ceresos, donde se da la venta de droga, cobros ilegales por permitirle la salida a internos peligrosos, venta de celdas, gravámenes a familiares para permitirles visitas, libre paso a sexoservidores de uno y otro género, tráfico de alcohol y comercialización de alimentos. En la misma área corrompida a cargo de Jorge González Nicolás está Armando García Romero, que ocupa la Dirección General del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, que tiene cansados a los proveedores de la dependencia por las altas cuotas que cobra a los comerciantes en bienes y servicios y, grave de suyo, al emplear recursos federales. Mañana, pasado mañana o dentro de un mes, esto estallará, como el caso del conocido agente.
El gordillista Ricardo Yañez Herrera, a cargo de la Dirección de Vialidad, se salió con la suya en la implantación de la fotoinfracción, que es otro de los negocios corruptos de este sexenio.
El actual cacicazgo planea para diciembre otro cruel recorte de personal. Cuando los servidores públicos se vayan a la Cruz de Clavos de la Plaza Hidalgo a protestar, seguramente se les tratará como a Calzada Contreras y hasta se dirá que ya estaban en investigación por corrupción, cuando que el elenco de la misma, aquí presentado, son los responsables del funcionamiento negro que hay en Chihuahua a la sombra de la tiranía, y en la sensible área de la procuración de justicia, tan lejos de Chihuahua.
Estas puntualizaciones se pueden convertir en preguntas al fiscal general en la comparecencia de mañana, en eso que por mal nombre tiene el de Congreso del Estado.