Columna

En la ‘nueva era’, el panismo de Maru también viola la ley

La manifestación panista de ayer, encabezada por la gobernadora María Eugenia Campos Galván, es una de tantas. Cinematográficamente es una transición que arranca con incienso a Luis H. Álvarez y termina con la actual deshonra por su alianza con el PRI, al cual ya no puede dejar, so pena de un fracaso mayor en 2027, año en el que habrá elecciones generales de gubernatura, diputaciones, ayuntamientos y sindicaturas.

En sí el gobierno estatal ha sido un fracaso, no se diga en seguridad, área en la que Gilberto Loya está promoviendo cárceles trumpistas al estilo Bukele. El PAN se muestra como el minipartido de Estado que es, lo que revela que su credo democrático es inexistente.

Sin poder no hay PAN que convoque a más de 500 parroquianos, literalmente, porque cada vez sus nexos con la ultraderecha dependen de los documentos pontificios que a nadie calientan, mucho menos a los jóvenes. Ni siquiera les funcionó el acarreo de militantes de otros cuantos municipios, ni de los líderes nacionales ni de las viejas glorias del panismo estatal. Es más, casi ni la burocracia obligada se hizo presente.

De libertades, ni hablar. En el evento sacaron a rastras al Periodista de a pie, Mauricio Monreal, del Parque Lerdo, que es un espacio público. A esos panistas les interesa estar bien con gángsters del tipo de Osvaldo Rodríguez Borunda, dueño de los Diarios, y al que desde el gobierno refaccionan millonariamente mediante publicidad con cargo al erario, y desde ahí pretender persuadir a Chihuahua de que todo va bien.

Video donde se ve que sacan a Mauricio Monreal en rastras de un evento y lugar públicos.

Lo que vimos ayer es un desaseado acto de campaña electoral más que anticipado. Violación pura a la ley, a ciencia y paciencia del Instituto Estatal Electoral.

Gritaron por la patria los panistas que dependen de los inversionistas que viven en el exterior. Son expresiones de una anquilosada oligarquía local retardataria que nos quiere vender la baratija de que viene una “nueva era”.

No hay límites en el discurso y pueden decir que Chihuahua es la tierra prometida y el pueblo escogido de Dios, al fin que la boca del PAN es la medida de toda mentira política.

MORENA –gritaron– no entrará, y ese es el miedo que los mueve, después del pánico que tienen por perder el poder del que han medrado a partir de sus compromisos con César Duarte, adefesio con el que no saben qué hacer.

El mitin del domingo terminó, las calles quedaron sucias y la ciudadanía demudada.