Columna

Argentina en la órbita de Trump

Todo indica que los gobernantes “malpeinados” representan a esa derecha internacional que le da aliento al capitalismo contemporáneo. Esto viene a cuento porque en Washington se reunieron Javier Milei, presidente de Argentina, y Donald Trump, el planetarca que trae de cabeza al mundo un día sí y otro también, y dieron la temeraria nota, que no pasó desapercibida, sobre todo para el pueblo argentino.

Con estos jefes de Estado ha vuelto, sin rubor alguno, el viejo lenguaje amenazante y cínico de los antiguos colonialistas del siglo XIX y principios del XX, que llevaron a pensadores liberales y socialistas –cada uno en su parcela– a hablar de imperialismo como un fenómeno nuevo en la economía en la que el capital reina y gobierna.

Sin recato alguno, Javier Milei ha endeudado al país austral con un crédito de 40 mil millones de dólares y Trump le ofrece otros 20 mil a condición de que el estrafalario presidente argentino gané las próximas elecciones del Congreso. 

Se trata de un intervencionismo descarado y de un nuevo trato que sin adorno alguno dice lo que quiere: que Argentina sea parte de “MAGA” hasta el fin de los tiempos; es decir, que los Estados Unidos sigan agigantándose, y nada más.

A eso le llaman “filosofía correcta”, “grandiosa filosofía”. Así es de brutal el trumpismo y sus títeres del tipo de Milei, que fue a la capital del imperio no sólo a refrendar apoyos, sino a ganar las elecciones vía el chantaje financiero que está a la vista de todos. En Sudamérica esto significa, además, un desafío al Brasil del presidente Lula.

Esta no es la política del “Big Stick” (el Gran Garrote), pero cómo se le parece: sigamos auspiciando “mi filosofía” y te apoyo con dólares, de lo contrario no hay nada para la Argentina, que dicho sea de paso no termina de salir de un hoyo que parece eterno.

Las elecciones serán el próximo 26 de octubre y ya están condicionadas por Trump, al que las soberanías le importan un comino, o mejor dicho, una tasa de mate frío.

En México se viven los efectos del momento Trump: el T-MEC condicionado, mandatos por debajo de la mesa y cumplimientos vergonzosos y públicos. Y para divertirse, privación de visas a políticos, con lo que se dice: son delincuentes, narcos y otras lindezas.

Hace falta el diseño de una estrategia anticapitalista mundial, pero eso está lejos.