El fiscal anticorrupción de Chihuahua Abelardo Valenzuela se está doctorando en barrer la escalera de la corrupción de abajo para arriba. Esta columna es partidaria de liquidar absolutamente el régimen de corrupción e impunidad que ha reinado y gobernado en México.
En el trayecto de una larga lucha ha sostenido que no hay que hacer excepción con nadie que utilice un cargo público para su beneficio personal, su familia o sus amigos. Pero también ha insistido en que la escalera se debe limpiar de las partes superiores hacia abajo. Esto para ser más eficaz.
Con bombo y platillo se ha dado a conocer la sentencia dictada en contra de Sergio Jurado Medina que fuera cabeza de la Promotora de la Industria Chihuahuense. Se le condenó a 4 años y tres meses de prisión por el desvío de $888,000.00 pesos y una multa de $37,000.00. Está bien, qué duda cabe.
Empero quiero apuntar un par de cosas. La primera muy grave que se sabe y se sabe bien de cómo se hace el tráfico de influencias en la mismísima oficina de la gobernadora en la casa búnker que compró César Duarte por la avenida Zarco de Chihuahua. Ahí se cobra y se expenden favores, pero esta fiscalía trabaja en las partes bajas de la escalera del poder.
La segunda, ya encarrerados, sería conveniente que los legisladores y el gobierno desaparecieran la Promotora de la Industria Chihuahuense, pues no sirve para nada sino para pegarle al cajón, como dicen en el barrio.