Se terminó el sexenio de López Obrador y las madres y padres de Ayotzinapa se encuentran decepcionados. La promesa electoral de justicia quedó en suspenso porque la impunidad se dio en abono del Ejército, que es infranqueable.
Padres y madres de los 43 lo dijeron de manera enfática: “La posición es que esta es la última reunión (con AMLO)
…no vemos condiciones ya de una próxima reunión, dijo el abogado Vidulfo Rosales.
Y abundó: no terminamos bien con este gobierno, terminamos mal”.
Estas declaraciones han recorrido el país y los círculos internacionales y agencias derechohumanistas.
López Obrador, en campaña ofreció justicia y publicidad a fondo del crimen de los 43 e incumplió y lo dicen quienes tienen toda la autoridad moral para afirmarlo: las víctimas, los familiares cercanos, los que a lo largo de diez años han hecho de todo para que se llegue al fondo de una justicia satisfactoria para el país mismo.
La siniestra moraleja es que con el Ejército no se puede, es intocable y más como lo empoderó el presidente de la República para desgracia del país.
Una vieja práctica es que ahora piensan que el nuevo gobierno pueda ser diferente y resuelva. Ojalá.