Aprovechando el reborujo electoral, que integralmente para el gobierno de María Eugenia Campos significa que carece de legitimidad, se excarceló a César Duarte para trasladarlo a un hospital y posteriormente pero en simultaneidad, ponerlo en libertad, cambiando simplemente la medida cautelar. Después vendrá la sentencia que nos dirá que la prisión domiciliaria tampoco sirve y lo que procederá es absolverlo.

Así actúan los delincuentes, en la nocturnidad aunque sea de día. El cálculo no pudo ser más perverso: cuando todo mundo estaba boquiabierto por el resultado electoral, ¡zas! Duarte sale y prácticamente la impunidad reina en Chihuahua. Ni siquiera se puede hablar de que esto haya sucedido en un paraje solitario, el Palacio de Gobierno donde aún despacha Maru continúa en las calles Aldama y Venustiano Carranza y ahí se dictó la consigna.

No es que el que esto escribe sea punitivista a ultranza, mucho menos adorador de las prisiones, lo que sucede es que simplemente expresa un profundo malestar sustentado en la sociedad porque César Duarte, aparte de ser un monumento a la impunidad, con estos sucesos judiciales va quedando despejada totalmente la duda de que se va a disfrutar en libertad y en los negocios, el producto del saqueo sexenal de su desgobierno en el que sustrajo del erario toda una fortuna la acrecentó con los negocios negros y quedan sin  rendición de cuentas, vale decir sin el fincamiento de responsabilidades.

Maru Campos que esta hecha de la misma pasta del exgobernador Duarte y de Jaime Ramón Herrera Corral, también está montada en un gobierno de negocios, ya fracasado y ahora sin legitimidad electoral, por eso solapa la salida del tirano que la sociedad repudia. Aquí sí que amor con amor se paga. 

Mueve a sospecha, además, que la intervención quirúrgica que se supone practicaron al exgobernador, no haya sido debidamente informada por los servicios médicos. Hay opacidad al respecto y no dudo que se le haya realizado alguna operación, como tampoco dudo que la misma se está manejando para generar piedad y lástima por el hombre que un día sojuzgó a Chihuahua.

 Todo esto tiene que ver con una lucha que se ha prolongado ya por una década y que merece tener un desenlace de antología.

No sé si eso sea posible, pero de que es deseable no lo dudo ni un pelo y vaya que me quedan pocos.

Es momento de pensar y proponer la caída de este gobierno.