El proyecto Colección Norte Iluminado de Ediciones del Azar, que dirige el escritor Rubén Mejía, fue descalificado del Programa Eká Nawéame de la Secretaría de Cultura porque un archivo –entre más de 20 enviados– no pudo ser abierto por los coordinadores. En Eká, acusa Mejía, se están privilegiando las evaluaciones técnicas por encima del análisis de los proyectos creativos para una mejor salud cultural social, y afirma que «es hora de liberar a los programas de cultura de los laberintos burocráticos para beneficio de la comunidad chihuahuense».
Enseguida, reproduzco, íntegra, la carta que lanza a la comunidad cultural y a la sociedad en general:
CARTA ABIERTA A LA COMUNIDAD CULTURAL DEL ESTADO DE CHIHUAHUA
Amiga, amigos:
Para quienes no me conocen o sólo me identifican por mis iniciales [rm], me presento: mi nombre es Rubén Mejía Valdés y desde hace 31 años soy director de la empresa cultural Ediciones del Azar AC, una de las casas editoriales más longevas y productivas del norte de México. Asimismo, en las dos décadas finales del siglo pasado fui coordinador de la columna de periodismo “Letras al margen”, del suplemento cultural “Pro-Logos” y de la “Revista de literatura Azar”, publicación premiada nacionalmente en varias ocasiones como una de las revistas literarias más importantes del país. En estos espacios periodísticos y proyectos editoriales hemos publicado, sobre todo, a centenares de autores chihuahuenses de los siglos XIX, XX y XXI. Es resumen, soy un integrante –a veces representante– de una generación relevante de escritores, historiadores, agrupaciones feministas, cronistas y artistas plásticos presente en la vida cultural de Chihuahua en los últimos 45 años.
En 2021, en la administración gubernamental anterior, participamos en el Programa de Estímulos Fiscales “Eká Nawéame” auspiciado por la Secretaría de Cultura y apoyado por la Iniciativa Privada. Nuestra propuesta, con el nombre de “Colección Norte Iluminado”, comprendía la producción de libros de escritores chihuahuenses. Y fue aceptada con un rango de excelencia y una calificación arriba de los nueve puntos. Así editamos, con el apoyo de la empresa manzanera “La Norteñita” cuatro importantes obras, una de las cuales –“Cuaderno de Chihuahua” de Jeannette Clariond– obtuvo en 2023 la Medalla de Oro en el prestigiado “The International Latino Books Awards” en los Estados Unidos.
En este 2024 decidimos participar nuevamente en el Programa “Eká Nawéame” con la publicación de una segunda serie de la “Colección Norte Iluminado”. Los títulos propuestos fueron: la edición bilingüe, español-ralámuli, de “Anirúame, historias de los tarahumaras de los tiempos antiguos”, de Enrique Servín; una serie de ensayos: “El instante que sueña. Dos siglos de cultura y escritura en Chihuahua (1826-2025)”, de Rubén Mejía; “Las pláticas de mi abuela Elena. De Basoréachi a Chihuahua”, de Sewá Morales, obra ganadora del premio Erasmo Palma en 2017; “La mujer que se fue a caballo”, traducción del relato del escritor inglés DH Lawrence ubicado en la sierra de Chihuahua y “Poesía reunida” del chihuahuense Héctor Contreras.
Enviamos nuestra propuesta editorial, en tiempo y forma, a los organizadores del Programa “Eká 2024” y obtuvimos una respuesta favorable con algunos detalles que debíamos corregir. Y así lo hicimos punto por punto. Reenviamos el archivo zip, dividido en tres carpetas, el pasado 29 de abril, solicitando atentamente que nos hicieran acuse de recibido y nos dijeran si todo iba de acuerdo con sus observaciones. Incluso hablamos telefónicamente a la Secretaría de Cultura, pero ese día no contestaron. Lo hicieron hasta el 3 de mayo con una observación central: “No se pudo abrir el formato de solicitud, ya que viene dañado”, lo cual significaba que nuestro proyecto “Colección Norte Iluminado. Segunda serie” había sido “DESCALIFICADO”.
No negamos la dificultad que representa para nosotros darle forma a un archiverío digital con decenas de documentos, diagramas, cifras y hojas de cuadrícula. No somos contadores ni ingenieros, somos escritores. Pero creemos haberlo hecho correctamente. Reenviamos el archivo problemático, luego de cerciorarnos que no estuviera “dañado”, mas se negaron a recibirlo, pues ya estaba “fuera de tiempo”. Si en el momento en que no pudieron abrirlo nos lo hubieran dicho, todo se habría solucionado en forma y en tiempo. Por lo mismo, formulamos una pregunta a los coordinadores de este programa: ¿Por qué tal falta de solidaridad y tan nula empatía hacia los participantes, siendo ustedes mismos integrantes de la comunidad cultural de Chihuahua?
Observamos que “Eká Naweáme” –una buena iniciativa de la Secretaría de Cultura y la Iniciativa Privada– está privilegiando las evaluaciones técnicas y administrativas por encima de una valoración de los proyectos a partir de su trascendencia para una mejor salud cultural de la sociedad chihuahuense. Se antepone la revisión de los “Checkmark” del programa Excel al análisis de las ideas creativas propuestas. Una artista visual o un grupo de teatro puede proponer un proyecto bien cimentado para beneficio de una comunidad, pero si en el formato de solicitud pone “un año” en lugar de “doce meses” o en el cronograma tacha inadecuadamente una celda de Excel, entonces emerge de la nada un dedo descalificador: un pulgar hacia abajo… Y adiós proyecto.
A este respecto, hemos querido hablar con los compañeros de la Secretaría que coordinan “Eká”, pero no hay un intercambio entre los diferentes puntos de vista, menos de las ideas, pues pareciera que no hablamos un mismo lenguaje. Ellos se expresan con el Reglamento (tal), el Art. (tal), el Inc. (tal) y la Fracc. (tal), mientras nosotros intentamos, como hace tantos años, un diálogo a través de las artes y la cultura.
En el concierto mundial, México es uno de los países con menores porcentajes de lectores. A lo largo y ancho del territorio nacional hay una insuficiencia incuestionable de bibliotecas, librerías, puntos de lectura y labrantíos para el brote y florecimiento de nuevas publicaciones. Y en el presente siglo la cultura del libro en nuestro país sigue a la baja. De acuerdo a datos recientes del INEGI, en los últimos nueve años ha disminuido en 14.6% el número de lectores y en ese decrecimiento –que amenaza en convertirse en un abismo educativo en un país dominado por la barbarie y el crimen–, el estado de Chihuahua ocupa los primeros sitios.
Los programas institucionales de cultura deben ser más versátiles. Habría que liberarlos de los intrincados laberintos burocráticos. Cuando la Secretaría de Cultura hizo pública la convocatoria “Eká” le pregunté a una amiga y a un amigo editores si participarían con algún proyecto. Y lo negaron casi con las mismas palabras: “No, es sólo una perdedera de tiempo”. Y tal vez, por desgracia, sí lo es. Pero, en todo caso, es una pérdida de alternativas editoras y de opciones de lectura para la sociedad chihuahuense, una comunidad a la que ha servido culturalmente la empresa Ediciones del Azar durante cuatro y media décadas.
Atentamente
Rubén Mejía
Ciudad de Chihuahua, 7 de mayo de 2024.