Ayer la gobernadora del estado, Maru Campos, se reunió con el Colegio de Notarios del Estado, a mi entender para darles un mensaje fuera de lugar porque no se refirió centralmente a las funciones que los fedatarios tienen, y recuerdo a este propósito que la gobernadora misma es la principal fedataria.

Los llamó a ser factores de la legalidad de las operaciones que se protocolizan en las notarías públicas del estado, lo que es su deber y obligación y que desde luego no está de más que se los recuerde.

Pero también aprovechó la tribuna para referirse a temas de política electoral, para lo cual prácticamente los llamó a estar en contra de la Cuatroté, argumentando que en Chihuahua “hay unidad” y que no se acepta la polarización tan usual en el discurso y la práctica del presidente López Obrador.

Los notarios de Chihuahua, si acaso tuviésemos que clasificarlos por su origen político, son extensiones de los gobernadores que hemos padecido: o son del PRI o son del PAN, y buena parte de ellos son facilitadores de las operaciones de los grandes capitales que hay en la entidad, locales o externos.

Visto así sumariamente el hecho, y tomando en cuenta el conservadurismo de los notarios, lo que la gobernadora hizo fue recordarles que trabajen para la alianza prianistaperredista. No hay una lectura alterna ahí.

Aprovecho la oportunidad para señalar que el ser el ser titular de una notaría es un privilegio heredado de la vieja monarquía española, inadmisible a estas alturas de una vida pública nacional que pretende ser más republicana.

Los privilegios, decía el abate Sieyès, citándolo libremente, es un aliento para unos cuantos y un desaliento para todos los demás.

El notariado es, en este sentido, un estamento del poder, un club de notables, nombrados a modo del poder y por favor del mismo. En otras palabras, una ínfima cantidad de los abogados pueden alcanzar la membresía, y el resto son de segunda, tercera o hasta cuarta calidad.

Son, más que Colegio de Notarios, una junta de notables. Aquí en el foro chihuahuense el único que ha levantado la voz para que haya una reforma al respecto es el abogado Sergio Campos Chacón, a quien le envío un saludo y una exhortación para que siga insistiendo.

Por mi parte, nunca he deseado ser notario, para que no se malinterprete mi posición.