No es costumbre de esta columna manejar información de última hora, pero hace unos momentos acabamos de enterarnos de que Javier Corral Jurado ha renunciado al PAN, luego de militar en ese partido durante 41 años. Hasta podría ocuparse aquí la muy socorrida frase garciamarquina de que se trata de una crónica largamente anunciada, pero al final es lo que es: un anuncio desprovisto de presagios y sí de nuevas incertidumbres. Y ni tanto.
Hoy, una encrucijada, que tampoco es tal al cien por ciento, acoge al exgobernador pianista (debe decir “panista”, pero el error involuntario resulta útil para describir su actuación durante el quinquenio pasado: Corral se dedicó a tocar el piano al revés). Aunque por algún tiempo se manejó su incorporación a la franquicia partidista de Movimiento Ciudadano, hoy se tiene más la certeza de que irá a parar a las huestes lopezobradorista.
Una de las conjeturas más sólidas, si se pudieran llamar así, radican en el hecho de que Movimiento Ciudadano no pinta para las presidenciales de 2024, pero sí para la conquista de espacios en el Senado y en la Cámara de Diputados. Y sin embargo, Corral podría condicionar –si es que no lo ha hecho ya– su incursión en MC en alguno de estos cargos.
De hecho, Corral ya tuvo sus acuerdos con MC desde que era gobernador, cuando impuso para ese partido algunos espacios en candidaturas locales, como diputaciones y hasta regidurías, algunas de las cuajes sí cuajaron, pero no la mayoría.
La opción más viable, piensan algunos en fechas más recientes, es que se irá a formar parte de la Cuatroté, a pesar de ser despreciado por López Obrador cuando cuando el entonces senador panista formaba parte de Unión Ciudadana.
Pero, como se sabe, López Obrador tiene el poder de la purificación morenista, y no les sorprenda que mañana Corral, que ya tiene trabadas amistades con AMLO y con el producto de su dedazo, Claudia Sheinbaum, aparezca en la foto de ambos, como lo ha hecho el ministra Arturo Zaldívar hace unos días.
Lo más probable es que, como es su costumbre, espere a ver cómo corren los días, o mejor dicho, cómo se acomodan las calabazas de la sucesión para levantar la mano.
En sueño, bien remunerado, por cierto, ha terminado para Corral. Pero eso lo que le gusta, soñar con volver a la tribuna. ¿Será? Ya veremos, este culebrón apenas empieza.