Un amigo economista me envió información que permite afirmar, sin duda alguna, que vienen tiempos muy dramáticos para el campo chihuahuense, producto de la sequía y de la desertificación que se padece en el estado y en una región más amplia de la república.
De esa información se desprende que Chihuahua es la entidad con una superficie más grande de cultivos siniestrados, con 193 mil 266 hectáreas de siembras afectadas. Según esa información, casi el 99 por ciento del estado tiene indicadores que hablan de niveles severos y extremos de daños.
La agricultura en todas sus ramas estará pasando por una crisis grave que seguramente padecerán de manera más aguda los pequeños productores, en particular los campesinos más pobres de las zonas temporales.
Ocupado el gobierno del estado en temas esencialmente políticos y electorales, ojalá se dé tiempo para diseñar y aplicar una política de socorro y emergencia destinado a las pequeñas economías agrícolas, y por agrícolas entendemos todas las ramas, es decir la ganadería, la zona forestal, las siembras de hortalizas y demás.