El desenlace que tuvo el problema de la distribución de los libros de texto gratuitos y el paro laboral, merece un análisis de fondo, y ojalá me sea dado proporcionar mi punto de vista al respecto.
Lo que sí esta columna no puede dejar de lado es referirse al papel que en todo esto ha jugado Osvaldo Rodríguez Borunda y sus diarios, personaje que ya es nuestro cliente frecuente, no por animosidad alguna, sino por la corrupción que entraña estar recibiendo ríos de dinero público de manos de la gobernadora María Eugenia Campos para mantener una información de engaño y falsedad, ahora en este caso de los referidos libros.
Revisando esta línea editorial minuciosamente, hemos visto una campaña sistemática de apoyo acrítico al gobierno, tanto a la hora de la controversia constitucional fallida, como la secuela que vino después.
Guardaron grotesco silencio en relación a lo que es toda una noticia: hubo una ebullición desde las bases sociales conformada por maestros, alumnos y madres y padres de familia, que se pronunciaron por una defensa integral de la educación pública, el artículo tercero constitucional, y la rectoría que el mismo establece en materia educativa, y obtuvieron una amplia solidaridad. Este conglomerado tuvo su centro neurálgico en el municipio de Madera y la región noroeste, donde se procedió a tomar posesión directa de los libros para su distribución, a la vez que hubo una efervescencia notable.
Esto quiere decir que las cuentas alegres que hizo Maru Campos, de que Chihuahua es un estado conservador, se puso a prueba con la contundente derrota que sufrió en estos días.
Volviendo al tema del medio de comunicación, resulta grotesca y lambiscona la cabeza a ocho columnas del día de hoy en El Diario, misma que afirma que ya no hay “pretexto para no regresar a clases”.
No creo que sea el caso recomendarle a los redactores estrellas de El Diario, que lean y consulten el diccionario, para que sepan lo que significa “pretexto”. Aquí no hay ninguna simulación, ni apariencia de nada, para ir al paro. Lo que había era, y es, una causa social absolutamente legítima y sentida por la población, en particular por el sector educativo en su integridad.
Los que tienen pretextos y se esconden bajo este periodismo vendido, son los diarios de Osvaldo Rodríguez Borunda, porque ellos sí aparentan y simulan con sus falsas y tendenciosas noticias para cobrar enormes cantidades del erario.