Los aspirantes morenistas se están haciendo presentes en Chihuahua. El fin de semana estuvo Claudia Sheinbaum, en breve estará Marcelo Ebrard, y seguramente Adán Augusto no tarda en llegar. De Monreal ya nadie espera nada, poniendo en crisis, de paso, el llamado nalgaprontismo del que hizo gala mientras aprobaban las reformas fast track en el Senado.

Aún no he visto, si acaso lo hay, un estudio consistente de los porqués de Andrés Manuel López Obrador para adelantar con tanta antelación el proceso interno de MORENA para su propia sucesión. Me queda claro que quiere trascender a este sexenio que se agosta vertiginosamente, quizá en rango de jefe máximo o dejando una lista de tareas ineludible para quien continúe si es de su propio grupo, en especial todo lo que tiene que ver con la absorción de la Guardia Nacional por la SEDENA.

Haber adelantado el proceso, ha traído por consecuencia un fenómeno en el que los altos funcionarios, contra todas la disposiciones de orden jurídico, están en campaña abierta, rompiendo la equidad electoral. Hoy la Secretaría de Gobernación, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la Cancillería son aparatos en los que gobierno y partido se confunden. Se desatienden las vitales áreas de esas instituciones, se da pie al fraude a la ley, como distribuir un libro y presentarlo con apariencia de neutralidad, y la conversión de la mentira en verdad, y todas las artes de la simulación de excelencia.

Todo eso es grave si le añadimos el acrecentamiento de la polarización, que de ser tan avasallante oprime al ciudadano y a su capacidad misma de elegir.

La reciente visita de Claudia Sheinbaum es más que aleccionadora para demostrar las afirmaciones anteriores. La reciben en el aeropuerto con un conjunto norteño y baila polkas como en cualquier acto de campaña, muy del gusto de quienes pretenden darse baños de pueblo. Luego dicta una “conferencia magistral”, “invitada” por una institución educativa, y se dice que ante 5 mil escuchas. Todo un récord Guinness si no fuera por el acarreo. En realidad, si mucho fueron 3 mil.

Esa “conferencia” dominical resulta extraña por su asistencia, y es toda una simulación para aparentar que ciudadanos de Chihuahua se acercan a una figura que ni les es cercana ni conocen. Pero en medio del proceso proselitista, actúa facciosamente y llega a “acuerdos” con alcaldes en agendas de tipo turístico, que ni siquiera son de su competencia.

Y para cerrar con broche de oro, se reúne con los dueños del pueblo, la “maldita mafia del poder”, que hoy sí parece muy útil.

Y lo que más llama la atención, es que siendo Claudia una científica, no tenga ni los rudimentos topográficos para distinguir lo que es un abrupto camino de un piso parejo. Pero no sólo esto: cuando se le pregunta si es la favorita de López Obrador, cosa que parece indubitable, dice que sí hay favorita, pero es la Cuatroté, que empieza alcanzar rango de Cuatrodé, o Cuarta Derecha.

A ver con qué cuentos nos viene Marcelo.