El primer informe maruquista puede hacer pensar a los incautos que vivimos en el mejor de los mundos posibles. No quiero recordar al filósofo francés que ridiculizó esto ya hace mucho tiempo, pero vendría como anillo al dedo para explicarnos el comportamiento, por ejemplo, de Osvaldo Rodríguez Borunda, el dueño de los Diarios, que publicó el día de ayer el editorial de la casa con un servilismo absoluto, cuan bien pagado con fundos públicos. Para este bufón de los medios, al que sólo le interesa el dinero, casi casi Maru Campos levanta su varita mágica y todo Samalayuca germina en hortalizas.
Siguiendo una práctica de los últimos años, cuantifiqué los desplegados laudatorios que se publicaron un día después del “informe”, y encontré esto:
El Diario de Chihuahua publicó 123 desplegados, distribuidos de la siguiente manera: 15 planas completas, un robaplana, 31 medios, 67 cuartos y 9 octavos.
El Heraldo, a su vez, publicó 148 desplegados, distribuidos en 18 planas, 22 robaplanas, 40 medios, 67 cuartos y 1 octavo.
A través de este mecanismo aplaudieron como focas amaestradas lo mismo grandes empresarios –lo que era de esperarse–, rectores, representantes de los poderes, alcaldes, funcionarios federales, líderes de partidos, en otras palabras, a quienes les ha ido bastante bien con el gobierno en turno, aunque no conozcan, o se hagan de la vista gorda, de la realidad chihuahuense.
Con muy, pero muy contadas excepciones, el periodismo chihuahuense está muerto.