Columna

Más lubricante a la bartolina de Duarte

Las bisagras de la bartolina de César Duarte todos los días se lubrican. El fiscal Fierro Duarte, siguiendo las instrucciones de su jefa María Eugenia Campos Galván, no ha agregado absolutamente nada a lo que se hizo en el pasado. Recuérdese que las carpetas de investigación y la tramitación de la extradición fue obra del gobierno anterior, hoy satanizado, porque en el mundo de Maru se da la polaridad de “buenos” y “malos”.

La primera táctica fue banalizar el tema. Luego, con la extradición, nos dimos cuenta que enviaron al corrupto, prácticamente purificado, al decretarlo por peculado, un delito que puede sortear Duarte sin mucha dificultad, y hasta llegado el caso de que fuese condenado, le iría magníficamente bien, pues 95 millones de pesos es nada comparado con el saqueo descomunal del sexenio que regenteó con el apoyo de Enrique Peña Nieto.

No se informa a fondo del caso, y ya cuando aparece en algún periódico forma parte de las páginas interiores, simulando que se atiende informativamente, cuando en realidad se le oculta.

En esa línea están las declaraciones del día de hoy del oscuro abogado defensor de Duarte, Juan C. Mendoza, quien enfático dijo: “No se pueden estar abriendo procesos a diestra y siniestra, ni porque se acomodan ni para fines políticos; cuando la Fiscalía aceptó la extradición, se sabía que era únicamente por esta causa (peculado agravado)”.

Se escuda este abogado en una lectura unilateral del Tratado de Extradición con los Estados Unidos, que se permite, por lo anquilosado de ese convenio internacional que la Cuatroté no le ha puesto mano, no obstante que favorece que los corruptos mexicanos evadan la justicia, ocultándose en territorio norteamericano.

Sin embargo hay otras causas que, conexas a ese delito, podrían dar motivo a engrosar el expediente, fincando responsabilidades penales. Pero esa tarea el fiscal Fierro Duarte la ofrece de los dientes para afuera; está más ocupado en distraer la atención del asunto que en cumplir con su papel.

Entre tanto, se abona lubricante a la bartolina de Duarte.