Columna

La ceguera chihuahuense

Igual que en otros puntos del país, la crisis de inseguridad que vive Chihuahua ha destapado el verdadero temperamento de quienes desde el poder se la han pasado prometiendo ilusiones falsas y afirmando de plano verdaderas mentiras. El caos en que el crimen organizado colocó a Juárez y con ello al resto de la entidad, también puso a muchos políticos en su lugar.

Y no sólo, porque también los empresarios han dado de qué hablar. Durante el fin de semana publicaron, desde el trono de la confederación patronal, la COPARMEX, un caro desplegado para quejarse de tal inseguridad y echarle la culpa, únicamente, al gobierno federal. Pero no hay la más mínima actitud autocrítica por las condiciones laborales de miseria que, como ya se sabe, muchas veces obligan a las personas a delinquir, y hacen prácticamente una defensa del maruquismo que prefirió, por enésima ocasión, meter la cabeza en la tierra, como las avestruces, mientras se enfriaba la plaza.

Durante el fin de semana pasado también fuimos testigos de cómo le tundieron a Maru Campos en las redes sociales, cómo la gente retomó en video sus declaraciones de que quería echar a Delicias o a Juárez a los delincuentes para que la capital del estado se mantuviera limpia; y vimos cómo la gobernadora, con sonrisa de urgente optimismo político –falso, por supuesto– “supervisaba” los recorridos policiacos en Ciudad Juárez.

Extraña que FICOSEC, ese organismo empresarial que inexplicablemente recibe dinero del erario para hacer tareas de quién sabe qué cosas sobre inseguridad, no sólo no se haya pronunciado, sino que no conocemos desde su punto de vista lo ocurrido en aquella frontera y mucho menos algún documento más o menos pormenorizado desde sus supuestos análisis sobre el tema.

No es justificación, aunque tampoco disculpa, el reproche desafortunado del presidente López Obrador, quien calificó a los empresarios como “exagerados” en sus demandas de mayor seguridad, obviamente para sus empresas, frase que de todas maneras es tan inoportuna como poco o nada solidaria con las víctimas de la referida delincuencia en el país y en Juárez en particular.

El destape de las emociones que produjo esa jornada violenta del mal llamado “jueves negro” se parece mucho a la premisa que habita en la novela “Ensayo sobre la ceguera”, del escritor lusitano José Saramago, donde los personajes, al verse en una crisis colectiva, desbordan todo lo rapaz que puede ser el ser humano y envilece a la personas en tiempos de canallas. Justo como el que estamos viviendo ahora.