Juan Carlos Loera De la Rosa, pretendiente de la candidatura de MORENA al gobierno del estado de Chihuahua, continúa con una inercia del que todo lo da. Antes entregó todo tipo de regalías y así recorrió Chihuahua, con un nombramiento federal expedido por López Obrador. Daba y se hacía ver por los demás que él era el que daba. Redundancia inevitable. 

Ahora, ya aspirante, hace exactamente lo mismo. No advierte que así no se construye ciudadanía activa, ni presente. Ahora sería su tiempo de brillar por sus ideas y sus propuestas, dejando atrás lo que se puede catalogar como el trueque que aniquila la democracia. 

Si él quiere seguir la senda de López Obrador está en su derecho y sus aspiraciones son legítimas. Pero que a su paso, que es necesario, vaya borrando todas esas metástasis que carcomen al país: unas se llaman asistencialismo, otras clientelismo, otras un simple toma y daca para que esta nación continúe postrada, como lo ha estado desde los tiempos virreinales, que en él se prolongan hasta en el nombre. 

La mejor forma de dar es sin publicidad, y más aún, sin que los demás vean que lo haces.